Aquella
noche, tras una exquisita cena y una velada tranquila y feliz, Cris y Albert se
entregaron al amor.
Hacía días
que no habían podido estar juntos, no muchos, pero cuando se está enamorado,
cualquier tiempo separados es tiempo perdido, y ellos se habían añorado
terriblemente.
Cristina por
fin se sentía libre y feliz, sin ataduras ni vigilancias por parte de alguien
que la había engañado y por quien ya no sentía amor.
- Cris, mi
vida, te adoro ¿lo sabes?
- Y yo a ti
también mi amor…
- Vamos a
tener el bebé más bonito del universo. Te quiero tanto…
- Oh Albert,
me vuelves loca. Yo también te quiero…
Cuando
hubieron terminado se relajaron y se durmieron uno junto al otro.
La felicidad
reinaba en sus corazones y el otro estaba allí, esa persona amada, el padre de
ese hijo que ella llevaba en las entrañas, la mujer con la que siempre había
soñado y que cada vez sentía más suya.
A la mañana
siguiente Cristina llamó al colegio para decir que la sustituyeran ya que le
sería imposible ir a dar sus clases. Así podría acompañar a Albert a ver a su
madre.
Sinceramente
ella esperaba que ésta fuera diferente y la recibiera mejor que su padre.
Alexia, la
madre de Alberto, vivía en una antigua casa victoriana que había heredado de
sus abuelos. La tenía muy bien conservada y era muy bonita.
- Me
encantan este tipo de casas Albert, - le dijo al verla.
- Y a mí.
Son antiguas pero tienen su encanto. Ésta era de mis bisabuelos.
Nada más
entrar y saludarse, madre e hijo se fundieron en un caluroso abrazo.
- Bienvenido
cariño, cuánto me alegro de verte.
- Y yo a ti
mamá. Estás muy guapa.
- Eres un
adulador, - rió ella.
- He venido
con Cristina, ¿te acuerdas de ella mamá?
- Sí claro.
Encantada de volver a verte. Cuánto tiempo ha pasado.
- Sí, es
verdad. Me alegro de verla señora Smith.
- Llámame
Alexia, que eso de señora Smith me hace sentir mucho más vieja.
- Tú no
estás vieja mamá, estás guapísima y estupenda. ¿Os va bien a Max y a ti?
- Si cariño,
Max es muy cariñoso y detallista.
- ¿Cristina
no se casó con un amigo tuyo?
-Sí mamá, de
eso tenemos que hablarte.
- Ah, pues
entonces pasad y sentémonos en el salón, - invitó cordialmente.
- Para que
entiendas lo que está pasando te haré un pequeño resumen. Enrique me llamó,
quedamos, me encontré con un par de amigas y se las presenté, y entonces él
después me dijo que ojalá pudiera vivir como yo, sin ataduras y haciendo lo que
le diera la gana con la que fuera.
- ¿En serio?
Pero si Cristina es preciosa, ¿para qué buscar a nadie más?
- No lo sé
mamá. El caso es que otro día él se… se enrolló con mis amigas y yo me largué.
Me llegué a casa de Cris a verla y… a partir de ahí, como Enrique trasnochaba y
pasaba de ella, empezamos a quedar ella y yo y los sentimientos fueron
surgiendo. Luego Enrique se enteró, nos separó y decidió criar a mi hijo con
ella.
- Espera un
momento, ¿has dicho tu hijo?
- Sí mamá,
Cristina está embarazada de mí. Enrique es estéril y no se lo había dicho. ¿Te
lo puedes creer?
- Madre
mía… Pues enhorabuena a los dos.
- Vaya, un
BMW rojo, qué casualidad… - dijo Alexia pensativa.
- Sí, como
el de papá.
- Ya… Bueno,
en realidad debe haber cientos, miles de coches así.
- Ayer nos
llegamos a la casita que el padre de Albert tiene en el campo porque en su casa
no estaba, - dijo Cristina.
- Sí mamá, -
se adelantó a contestar Alberto, - pero de pronto papá decidió mandarme al
extranjero a estudiar y todo se jodió. Al volver, ella ya estaba casada con
Enrique y yo no pude hacer nada.
- Es verdad,
me acuerdo de que tu padre se empeñó en que debías estudiar fuera. Fue de
repente.
- ¿Y qué
pasó Cristina? ¿No os llamasteis ni nada?
- Yo
recuerdo que cambié de número y perdí el suyo, así que le mandé un mail a
Albert diciéndoselo, pero nunca me llamó, - dijo Cris.
- Pues yo no
recibí ningún correo cariño, te lo juro, - aseguró él.
- Entonces
Enrique empezó a rondarme, a tener detalles conmigo, a ser muy amable y… con el
tiempo pues…
Ahora se
arrepentía, pero en aquel momento le pareció lo más adecuado, ya que Albert no
estaba, no sabía nada de él, y ningún amor se alimenta de ausencias.
- Todo esto
es muy raro, parece que se aliaron las cosas para separaros, pero fíjate, aquí
estáis juntos después de varios años y con un bebé en camino.
- Mamá, amo
a Cris con toda mi alma, desde siempre, tú lo sabes.
- Sí, es
verdad.
- Por eso
fuimos en busca de papá, porque como le hablé de ella, pensé que tal vez
hubiera mediado para que Enrique aceptara separarse y pudiéramos casarnos.
- Alberto tu
padre es… diferente, muy raro ¿entiendes? Hay muchas cosas de él que tú… no
conoces.
- ¿Qué cosas
mamá? – preguntó preocupado.
- Si él no
te las ha dicho aún será porque no quiere que lo sepas.
- Ayer como
no nos dejó entrar en la cabaña, pensamos que estaría con alguien; podría
habérmela presentado igual que tú me presentaste a Max, ¿no?
Alexia lo
miró enigmáticamente.
- Él no es
como yo cariño, recuérdalo. Por cierto, el otro día casualmente encontré una
llave de la cabaña de tu padre. Toma, llévatela. A lo mejor un día te hace
falta.
- Qué guapa
es tu madre Albert, y qué simpática, - le dijo Cris cuando salieron de la casa,
- perdón pero me ha caído mucho mejor que tu padre.
- Ya.
- ¿Te has
quedado rallado con lo que te ha dicho?
- No, más
bien me he quedado rallado con lo que no me ha dicho.
- A lo mejor
es porque estaba yo delante, - sugirió ella.
Él la miró
pensativo.
- Me da la
sensación de que aunque tú no hubieras estado delante, sus respuestas habrían
sido las mismas. Sabe más de lo que dice, estoy seguro.
- ¿Entonces
vamos a la policía a denunciar la desaparición?
- Antes de
hacer eso tengo una idea.
- ¿Cuál?
- Usar la
llave que me ha dado mi madre.
Me ha gustado mucho la madre de Albert y me habría gustado que le hubiera dicho lo que ha ocultado de su padre. Al menos le ha dado la llave de la cabaña y estoy segura que van a descubrir cosas allí aunque no me imagino el qué.
ResponderEliminarLa madre de Alberto es mucho más simpatica que su padre...Y no sé, no sé, una idea me está rondando la cabeza con el tema Cristina y Alberto..a ver si estoy en lo cierto o no.
ResponderEliminarQue señora por dioos! Jajaja me ha encantado! Yo pienso como Alberto también hubiera pensado directamente presentarme allí jajajja a ver qué pasa...
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