No habían
vuelto a discutir ni él le había dicho nada, pero Cristina estaba completamente
segura de que Enrique la vigilaba, de forma suave y disimulada pero lo hacía, y
ahora incluso ya se estaba planteando si su marido estaba realmente bien
mentalmente hablando. ¿Qué pasaría si ella llamara a Albert o fuera a su casa?
Cuando se fue al colegio a dar clases esos dos días, Enrique la acompañó a la
ida y la recogió a la vuelta.
Se sentía
atrapada, frustrada, vigilada y controlada por alguien a quien ya no amaba.
Alberto
llevaba dos días que se subía por las paredes.
Echaba
muchísimo de menos a Cris y al parecer ella no podía casi ni responder a sus
whatsapps y mucho menos charlar con él por teléfono o ir a verlo.
- Vaya, que
sorpresa hijo mío, cuánto me alegro de verte, - sonrió el hombre al verlo.
- Hola papá,
¿cómo estás?
- Bien ¿y
tú? Te noto algo apagado ¿no?
- Bueno,
ahora te contaré.
- ¿Te
quieres quedar a cenar? Tengo tu comida favorita.
- Esto…
ahora después lo hablamos ¿te parece?
- ¿Y bien?
Cuéntame. ¿Ha pasado algo? – le preguntó su padre.
- ¿Recuerdas
a mi amigo Enrique?
- Sí claro.
- Pues me
llamó después de mucho tiempo y quedamos. Al parecer estaba aburrido de estar
casado, de la rutina del matrimonio, y cuando casualmente vio a dos de mis
amigas, se volvió loco.
- ¿Cómo?
- Si, dijo
que quería vivir como yo, sin ataduras, enrollándose con todas las que le diera
la gana. Un día lo llevé al club Frenesí y…
- ¿Al club
ese donde todo el mundo se pone en bolas?
- Sí claro,
¿has estado allí o qué?
- Sigue con
lo que estabas contando, anda.
Su padre
como siempre evitando hablar de sí mismo y de sus cosas.
- Allí se
desnudó y al momento estaba enrollándose con tres más, así que me largué y pasé
de quedar otro día. Entonces se me ocurrió llegarme a ver a… a Cris, a la mujer
de Enrique, ¿te acuerdas?
- Sí claro,
una muchacha muy bonita.
Albert pensó
que si su padre no lo llega a mandar a estudiar al extranjero, tal vez ahora
Cris estaría casada con él y no con el imbécil sinvergüenza de Enrique, ¿pero
para qué sacar a relucir el pasado? Ya no servía de nada.
- El caso es
que… empezamos a vernos, sobre todo porque Enrique llegaba tarde, pasaba de
ella y… entre nosotros surgió algo muy especial.
- Te has
colado por ella ¿verdad?
- Si,
totalmente, y ella por mí.
- ¿Y
entonces donde está el problema?
- Pues que
Enrique se mosqueó porque ella ya no lo esperaba metidita en casa y vivía su
vida, y hace dos días se presentó en mi casa y se lió una gorda. Se la ha
llevado, la vigila día y noche al parecer y… ya no puedo verla. Ahora querrá
ejercer de buen marido, mira por dónde.
Rubén, el
padre, se quedó pensativo.
- Entonces
por eso estás mal ¿no es así?
- Sí papá.
Cris quería separarse y quedarse conmigo, pero Enrique se opuso. La verdad es
que no sé qué hacer. Lo nuestro parece estar... condenado al fracaso, - dijo
triste.
- No des
nada por perdido hijo. Nunca se sabe lo que va a pasar. Igual cambian las
cosas.
- Pues no sé
papá, ojalá.
Alberto
jamás pensó en serio que lo que le dijo su padre fuera a ocurrir, pero el caso
es que, varios días después, a la caída de la tarde llamaron a la puerta y, al
abrirla, allí estaba Cristina.
- Cris,
nena…
- Hola mi
vida.
- Cariño, mi
amor… te he echado tanto de menos… - susurró él en su oído.
- Y yo a ti.
Estaba desesperada. Te quiero Albert.
- Yo también
mi vida.
-
Totalmente. Hasta me acompañaba al trabajo y me recogía a la salida, no fuera a
ser que me escapara para verte o me largara.
- ¿Y
entonces? ¿Cómo es que has podido venir?
- Porque
hace dos días que no aparece por casa. Ha desaparecido.
Me da en la nariz que la desaparición de Enrique tiene que ver con el padre de Alberto. Las últimas palabras que le dijo de que nunca se sabe lo que va a pasar y que lo mismo cambiaban las cosas, parecía que era para tranquilizarlo pero está claro que algo ha hecho aunque no tengo ni idea qué puede ser.
ResponderEliminarLa desaparición de Enrique tiene que ver con el padre de Alberto. NO se, me da esa sensación. Aunque, de ser cierto, espero que no pase nada grave (aunque se merece una paliza como mínimo, por cerdo)
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