sábado, 30 de mayo de 2015

Capítulo 16

- ¿Te gusta el dormitorio mi vida? - le preguntó el.

- Por supuesto, es precioso, pero la habitación es lo de menos. Me gustas tu Kalean, me vuelves loca...


Excitado e impetuoso, el la desnudó y se quitó su propia ropa. Momentos después ambos estaban abrazados en la cama.
- Dios, me parece mentira que tu estés aquí conmigo por fin, que vayas a ser mía.
- Y a mi me parece increíble que tu... me quieras, que hayas transformado la pesadilla de esta noche en la velada mas maravillosa del mundo.


Entonces el se volvió hacia ella y ambos se besaron con ardor e insistencia.


- Te amo Lara, te quiero con todo mi corazón, - le confesó sincero y emocionado.
- Y yo te adoro a ti, mi amor...


Momentos después los dos se entregaban el uno al otro. El estaba dentro de ella, fundidos, moviéndose al compás, incansablemente... hasta gozar en la cumbre de su pasión.


- ¿Estás bien cariño? - le dijo el minutos después.
Ya habían sido el uno del otro, habían gozado juntos hasta el delirio. Ambos se miraban enamorados, ahora mas que nunca.
- Si, estoy en la gloria.


- Esto ha sido lo mas maravilloso que me ha ocurrido jamás, - confesó el.
- ¿En tu larga vida?
- Soy un vampiro joven, solo tengo doscientos treinta y tres años.
- ¿En serio? - se asombró ella, - y dices que eres joven...


- Ven aquí y calla, déjame besarte; ¿que mas da los años que haya vivido? Te quiero y estamos juntos, para siempre, lo demás no importa.
- Si Kalean, te adoro...


- Entonces... ¿estás decidida a tener conmigo el vínculo de sangre?
- ¿Recuerdas cuando me dijiste que eras un vampiro y huí de ti?
- Si claro.
- Pues después te añoré muchísimo, y pensé que no me importaba que me mordieras... con tal de tenerte y no perderte a ti.


- Lara, eres lo mas bonito que existe, - le dijo antes de besarla anhelante.


Después la miró con una sonrisa atrayente.
- No tengas miedo ¿vale? Apenas te haré daño.
- No me importa Kalean, bebe de mi, úneme a ti.


Lara sintió sus seductores labios posarse en su esbelto cuello. La lengua masculina lamió su piel, sintiendo la vena palpitante, y segundos después el hundió sus largos colmillos en su garganta. La sangre comenzó a fluir y Kalean se apresuró a beberla recreándose en el exquisito sabor que lo enloquecía. Tras aquel fino dolor inicial, Lara disfrutó sintiendo como el absorbía de ella, bebía de su vena, se llenaba la boca y se alimentaba enloquecido.


Momentos después el se hizo un pequeño corte en la base del cuello.
- Toma Lara, bebe de mi y se mía para siempre.
Y ella obedeció decidida saboreando aquella sangre tibia que le otorgaba la vida eterna.


Cuando todo concluyó se vistieron. Ya estaban en la puerta cuando Kalean se detuvo y le cogió una mano.
- Lara.
- ¿Si?


- ¿Quieres ser mi novia?
- Por supuesto cariño, - sonrió ella encantada.


Entonces el le dio un pequeño beso.


Pero no era suficiente, así que lo prolongaron fundiendo sus bocas en una.


Cuando Lara llegó por fin a casa, todos habían salido, así que cogió el móvil.


- ¿Elena?


- Si Lara, ¿que tal está tu madre? - se interesó su amiga.


- ¿Mi madre? Que va Elena, todo fue una trampa. Esa mujer me llevó al Red Rose y quiso obligarme a ejercer la prostitución.


- ¿En serio? Que fuerte, pero... ¿por qué? ¿estás bien? Lo has debido pasar fatal ¿no?


- Pues si, imagínate. Me metió en uno de los cuarto de arriba y me dijo que... me acostara con los clientes que me fuera mandando. Que ella cobraría por mi y a lo mejor me daba algo. Fue horrible. Me chilló, se puso como una fiera...


- Pero esa mujer si te llevó al Red Rose para eso, es que conoce a tu madre ¿verdad?


- Si, no se si es su jefa o su compañera. Cuando ella se fue del cuarto, a los pocos minutos vino un tipo de lo mas grosero y quiso acostarse conmigo. Que horror Elena, ese mundo es... de lo peor.


- Pero adivina que fue lo que pasó entonces, - añadió entusiasmada.
- ¿El que?
- Que apareció Kalean y se peleó con aquel tío. Lo echó del cuarto. Estuvo maravilloso Elena.
- Y siempre está cuando le necesitas, - dijo su amiga, - bien por el.


- ¿Y sabes una cosa? - sus ojos brillaban de felicidad, - me llevó a su casa, charlamos y... se me declaró.
- Vaya, por fin. ¿Y que pasó?
- Pues... ha sido la noche mas maravillosa de mi vida. Hemos hecho el amor y me ha mordido.
- Anda ya...
- Si, en serio, fue excitante, y yo bebí su sangre. Ahora... estoy atada a el, somos novios Elena, y estoy tan feliz...


- Me alegro muchísimo por ti Lara, en serio, pero me preocupa lo que te ha pasado. Por lo que me has contado, yo creo que tu madre estaba detrás de todo esto.
- Ya estás igual que Kalean.
- ¿El también piensa como yo?
- Si, - respondió a regañadientes, - pero es imposible que mi madre... haya  urdido este horrible plan Elena. No puedo creer que ella haya querido meterme en ese sórdido mundo. Es mi madre por Dios.
Su amiga suspiró preocupada.
- Ten muchísimo cuidado Lara. Esto no es lo primero que te pasa. Recuerdas lo de Germán ¿verdad?
- Si claro pero...
- Yo solo te pido que tengas muchísimo cuidado y que no te fíes de nadie, por tu bien. No quiero que te pase más nada...


Continuará

jueves, 28 de mayo de 2015

Capítulo 15

Cuando Lara y Kalean llegaron frente a la casa de este, ella se quedó parada admirando aquella maravillosa construcción. Y no era una casa vulgar y corriente, era una mansión en toda regla. Esta se alzaba imponente iluminada por la luz de la luna.


- ¿Como la habría conseguido? - se preguntó mudamente ella. Pero en seguida se llamó tonta; el, como vampiro, habría vivido el tiempo suficiente como para poder comprarse esta mansión y alguna que otra más.

- Bueno, ya estamos aquí, - dijo el.


- ¿Estás algo mas tranquila?


- Si, mas o menos. Ahora eres tu el que me pone nerviosa.


- Vamos ven aquí, - le dijo con voz cálida mientras la abrazaba, - ¿es que aún no sabes que estás a salvo conmigo? No voy a hacerte nada, te lo prometo. Tranquilízate.


Después se separó un poco y, agarrándose ambos por la cintura, miraron el amplio salón.
- Pues esta es mi casa, concretamente el salón, - le dijo el, - ¿te gusta?


- Es preciosa Kalean, es un palacio. Aquí... se siente una como un pez fuera del agua.


- Bah, tonterías, considérate en tu casa, - le dijo el amablemente. Lara contempló el lujoso salón, la enorme chimenea con el atrayente fuego quemando los leños, la alfombra persa... Todo era bello y exquisito.


- Kalean, gracias por haber llegado a tiempo, por haberme librado de ese tipo.
- Te dije que siempre cuidaría de ti, ¿recuerdas?


- Es que... tu has sido siempre tan especial, tan bueno conmigo...


- Necesitaría toda una vida para agradecerte todo lo que has hecho por mi.


- Tenemos tiempo cariño, - le dijo el con voz profunda, - todo el tiempo del mundo.
- ¿De veras? - Lara sentía que su corazón se le iba a salir; era la segunda vez que la llamaba cariño.
- Si. Ven, vamos a sentarnos frente a la chimenea.


Sentada frente al crepitante fuego de la lujosa chimenea, y junto a aquel ser tan atrayente, Lara sintió que todos o casi todos sus sueños se habían hecho realidad. Solo quedaba por ver qué era lo que Kalean sentía por ella.


- Lara, ¿te has preguntado por qué te ha pasado eso esta noche? ¿por qué esa mujer vino a ti y te engañó?
Ella suspiró.
- La verdad es que no he tenido mucho tiempo para pensar.


- Pero esa mujer conoce a tu madre, es su jefa o su compañera. A lo mejor...
- No Kalean, me es imposible pensar que... mi madre la mandara, que ella haya hecho todo esto. Me quería meter en la prostitución, obligarme a acostarme con hombres y... cobrar ella por... mis servicios. Ha sido tan horrible que me cuesta creer que...
- Eres tan bondadosa que no concibes la maldad en otras personas, - le dijo el con voz tierna, - anda ven, tiéndete.


- Deja que te acune entre mis brazos.
Lara obedeció y sintió como los fuertes brazos de el la rodeaban.
Si aquello era un sueño, entonces no quería despertar.


- ¿Estás bien mi vida? ¿te sientes mas tranquila? - susurró el muy cerca de ella.
Lara se sentía flotar, literalmente.
- Kalean, ¿por qué me llamas así? - preguntó tímidamente.


Entonces el la sentó sobre sus rodillas y la miró desde cerca.
- ¿Es que aún no te has dado cuenta de que te quiero? ¿de que estoy enamorado de ti desde que te vi?
- Oh Kalean, tu... tu me volviste loca... en cuanto te vi... - le confesó emocionada.


Entonces el dobló la cabeza y, con una lentitud torturante aproximó sus sensuales labios a los de ella.


Después, tras sentarla a su lado, ambos se besaron suave y tiernamente al principio, honda, profunda e insistentemente después.


- Oh Kalean, esto es un sueño.
- Estaba loco por tenerte, por besarte, por hacerte mía.


- Pero... tu y yo no podremos estar juntos; tu no envejecerás y yo si.
- No cariño, hay un modo en el que si podremos estar juntos para siempre, pero es una unión muy fuerte, definitiva. Y es solo si tu quieres, yo no voy a forzarte a nada.


- Y... ¿como sería eso?
- Con el vínculo de sangre. Si... me dejas que yo beba de ti y tu bebes de mi, se creará entre nosotros lo que se llama el vínculo de sangre. Y es muy poderoso. Solo se romperá cuando uno de los dos... falte. De esta manera tu no envejecerías.


- ¿Hablas en serio?
- Si mi vida, si tu bebes mi sangre, esta hará que no envejezcas.
- Y... tu beberías...
- De tu sangre. Es un paso muy importante que solo tu puedes decidir.


- No hace falta que lo decidas ahora cariño, tómate tu tiempo, - añadió el.
- Si no lo hago acabaré perdiéndote ¿verdad? - quiso saber Lara.
- Si, tu envejecerás y... te irás.


- Pues entonces tómame Kalean, - dijo ella echándole los brazos al cuello, - muérdeme y bebe de mi, hazme tuya para siempre. No quiero perderte, te quiero...
- Oh Lara, vida mía... - Kalean aspiró el dulce olor que ella desprendía y besó su atrayente cuello, - no te arrepentirás jamás, te lo prometo.


Excitado al pensar que, en breves momentos aquella sangre suya llenaría su boca ansiosa, Kalean sintió que sus colmillos se extendían en toda su dimensión, y quería consumar la unión con ella en todos los sentidos.
- Lara, - le dijo con voz roncamente apasionada, - déjame hacerte mía, déjame poseerte, entrar en ti, fundirme contigo...
- Kalean, amor mío, creí que nunca me lo dirías.
- ¿En serio quieres... que hagamos el amor?
- Por supuesto, es lo que mas anhelo.


Impulsados por el deseo y el fuego del amor que ardía en sus corazones y hasta el último rincón de su ser, ambos se unieron en un estrechísimo abrazo y sus bocas se fundieron en una.


Momentos después ambos subían al dormitorio. Sobre una pequeña tarima, un atrayente lecho esperaba la entrega total de sus cuerpos y sus almas.


Continuará