viernes, 14 de mayo de 2021

Capítulo 16

Cristina y Alberto llegaron ante la casa del padre de éste. Él se acercó a la puerta, llamó al timbre, esperó, incluso miró a través de las ventanas, pero nadie abrió. Estaba claro que el padre de Alberto no estaba.


- No hay nadie ¿verdad?

- No, - contestó él, - pero mi padre tiene una casita en el campo, en las afueras. Tal vez esté allí.

- ¿Queda muy lejos?

- No, solo a unos pocos kilómetros. Vamos.



Un rato después ambos llegaban a la casa de campo del padre de Alberto.

- Vaya, que bonita es, - exclamó ella.

- Sí, no es muy grande pero está muy bien, sobre todo para una parejita que quiera intimidad, - rió.



Estaban acercándose a la puerta pero aún no habían llegado cuando ésta se abrió de repente y apareció Rubén, el padre de Alberto.

- Hola hijo, ¿qué haces por aquí?

- Hola papá, es que he venido con Cristina, ¿te acuerdas de ella?

- Ah sí, hola, - la saludó serio.

- Es que resulta que Enrique, su marido, no aparece hace dos días ni por su casa ni por el trabajo, y veníamos a preguntarte a ti. ¿Tú sabes algo de él?



- ¿Y por qué tengo yo que saber algo de ese amigo tuyo? No lo entiendo.


- ¿Podemos entrar y charlar dentro? Sería más cómodo papá, - sugirió.


- Lo siento pero no, hoy no es buena idea. Di lo que ibas a decir y mejor os vais.



- Joder papá, si tienes una amiga o lo que sea no pasa nada. Puedes presentármela.

- Albert, cariño, - dijo entonces Cristina acercándose, - si tu padre no quiere dar ese paso no lo fuerces. Ya te la presentará.

- Exacto, - dijo el padre, - hazle caso a ella. ¿Entonces por qué has venido a preguntarme a mí?

- Porque uno del restaurante vio a Enrique irse en un BMW X6 rojo, y tú tienes uno así. Pensé que… después de lo que hablamos, tal vez habías querido mediar para ayudarme, ya sabes.



- No me lo puedo creer.

- ¿El qué papá?

- Que a esta chica le desaparezca el marido y vengas a preguntarme a mí.

- Bueno, fue por el coche y…

- ¿Y cuánta gente tiene el mismo modelo que yo Alberto? No me digas sandeces. Anda, hasta otro día, - concluyó mirándolos serio, sobre todo a ella.

- Está bien. Supongo que en otra ocasión disfrutaremos de un buen recibimiento.

- Ya veremos. Si me avisas con antelación, tal vez.



La pareja se alejó de la casa.

- No se puede decir que le caiga muy bien ¿verdad Albert? – dijo ella, - menudas miradas me ha echado.



- Eso es lo que me mosquea, bueno, eso y más cosas.

- ¿Cómo qué?

- Para empezar no he llegado ni a tocar el timbre de la puerta, ha aparecido él, no nos ha dejado entrar ni nos ha recibido en condiciones, y ha sido un borde. No sé qué le pasaba hoy.

- ¿Normalmente no es así?



- No. Y luego lo que tú dices, que te ha mirado serio, como si estuviera enfadado contigo. No lo entiendo.

- Pues yo hacía años que no lo veía, así que tampoco lo comprendo. Anda vámonos.



- Bueno, te quedarás aquí ésta noche ¿no? – le dijo él ya en casa.

- No sé, ¿y si viene Enrique y no me encuentra?



- No te preocupes cielo, al primer sitio que vendrá a buscarte será aquí, seguro.

- No quiero líos Albert, otra vez no.

- Y no los habrá. De todas formas, que no se hubiera ido.

- Ya, eso también.



Cristina lo miró.

- Te noto pensativo.

- Es verdad, llevo todo el camino dándole vueltas a lo de mi padre.

- Yo también. Ha sido la visita más corta y extraña que he tenido en mi vida.



- Y el caso es que el otro día cuando le hablé de ti y de lo nuestro, no puso mala cara ni nada.

- Déjalo cariño, no pienses más en eso.

- He pensado en ir a ver a mi madre y preguntarle; al fin y al cabo ella es quien mejor lo conoce.



- Quisiera ayudarte ¿sabes?, que Enrique apareciera, solucionar las cosas y poder estar juntos tú y yo, casarnos…

- ¿En serio… querrías casarte conmigo?

- Pues claro, es lo que más deseo mi vida.



- Entonces… será mejor que te diga algo Albert.

- ¿Algo? ¿El qué?

- Algo que no te esperas.



- Yo… estoy embarazada.

- ¿Lo dices en serio? ¿Es mío?

- Sí cariño, Enrique me confesó que era estéril, por eso siempre decía que no quería tener hijos, y de todas formas últimamente no lo hacíamos, así que este bebé es tuyo, tuyo mi amor, - dijo sonriente.



Entonces Alberto la envolvió entre sus brazos y la besó exultante y feliz.

Iba a tener un hijo con ella, una criatura que los uniría para siempre. No podía sentirse más dichoso.



Continuará

2 comentarios:

  1. Por fin le ha dicho Cris que está embarazada. Lo del padre de Alberto es rarísimo. Que los haya recibido así y que no los haya dejado entrar refuerza mi teoría, aunque a lo mejor es por otra cosa, de que Enrique está con él. El tratar a Cris así parece como si Enrique le hubiera hablado mal de ella culpándola sabe Dios de qué cosas. En fin, solo son teorías y ya se sabrá la verdad en los siguientes capítulos.

    ResponderEliminar
  2. Por fin puedo comentar el capi, que he ido de culo.
    Pues yo sigo sospechando del padre de Alberto, no se, esas ganas de que se fueran tan pronto, el no dejarles entrar, el mirar muy serio a Cristina....Mala espina.

    ResponderEliminar