Marcos, profundamente
fastidiado, miraba el plato vacío del desayuno.
- Maldita sea... aún me
cuesta creerlo.
- ¿El qué Marcos? - quiso
saber su padre.
- Que todos mis planes se fueran a la mierda. Mi amigo Germán lo había
hecho de cine, entró con ella en una casa y se largó tras coger unas cuantas
cosas. Hasta vino la poli y todo. Tendría que habérsela llevado a ella y
encerrarla de una vez, pero al parecer vino alguien que lo había visto todo y
se salvó, joder.
- Pues si, es un fastidio
Marcos. Ya pensaba yo que nos la íbamos a quitar de encima, - dijo Emma, la
madre.
- Ya, pero vino ese tipo y la
salvó, maldita sea.
- Que curioso, cuando mi amiga Marlene la llevó al
Red Rose, también la rescató un hombre. A lo mejor es el mismo y todo, y me
jodió el plan.
- No si tendrá un novio o un admirador secreto, no
te digo... - dijo Marcos cabreado, - y encima está buena la tía joder, pero
siempre tiene suerte la hija de puta...
Tras el desayuno, Lara los
abordó.
- Mamá, no sabes lo que me ha
pasado, - dijo incautamente, - una tal Marlene, amiga o compañera tuya, me
llevó con engaños al Red Rose y quiso que me prostituyera. Fue horrible mamá.
- ¿Marlene dices? - preguntó
Emma haciéndose la inocente, - ¿y dices que te engañó para llevarte allí?
- Si mamá, me dijo que tu
estabas enferma y me llevó al Red Rose.
- No pensarás que yo he tenido algo que ver con
todo esto ¿verdad? - dijo la madre con cara apenada.
- Oh no mamá por supuesto.
- Jamás creería en serio que tu planearas meterme
allí. Al fin y al cabo eres mi madre.
- Me alegro que pienses así;
me dolería mucho que desconfiaras...
- No mamá, no te preocupes.
- Y bueno dime, ¿como lograste salir de todo
aquello? - quiso saber Emma.
- Ah, eso fue lo mejor, - sonrió Lara feliz, -
mi... novio me rescató.
- Vaya, que calladito te lo
tenías, - Sam, el padre, se le aproximó, - así que tienes novio...
- Bueno, si. Acabamos de
empezar, pero lo conozco hace tiempo.
- ¿Y dices que tu novio te sacó de allí?
- Si, se peleó con el hombre que Marlene mandó para
que se acostara conmigo. Lo echó del cuarto. Estuvo fantástico.
- Bueno, que bien, me alegro
muchísimo, - sonrió Sam, - creo que deberíamos celebrar todo esto ¿no crees?
¿Por qué no nos vamos todos juntos a pasar el día por ahí? Al fin y al cabo
somos una familia y apenas pasamos tiempo juntos.
- Oh si papá, me encantaría,
- dijo Lara feliz.
Momentos después los cuatro estaban en la calle
dispuestos a coger el coche.
- Bueno, ¿estamos listos? -
preguntó Sam una vez instalados todos dentro.
- Si papá, hacía muchísimo
que no pasábamos un día en el campo, - respondió Marcos.
- Pues entonces allá vamos. Ya veréis el día tan
fabuloso que vamos a pasar.
Un rato después, Lara empezó a preguntarse donde diablos iban. Aquella zona parecía casi
abandonada.
- Bueno, pues ya estamos
aquí, - dijo Sam.
Una zona de campo abandonado,
un viejo molino antiquísimo, la maleza creciendo por doquier, y una casucha que
mas bien parecía una chavola.
- Pero papá, este sitio es horrible, - dijo Lara, -
no iremos a pasar el día aquí ¿verdad?
- Mira, vamos a hablar claro ¿te parece? - dijo Sam
ya sin disimulos, - y vamos a quitarnos la careta todos. Te he traído aquí para
encerrarte en esa chavola.
- ¿Pero de que estás hablando? ¿encerrarme ahí?
¿estás loco? No pienso entrar en esa casucha.
- ¡Joder! ¡Me cago en la puta...! ¡Vas a entrar
ahora mismo ahí y voy a encerrarte de por vida, hasta que te pudras! ¿me oyes
bien?
- Si... si, ya... ya voy, -
dijo alterada y nerviosa. Jamás había visto a su padre de aquella manera.
Y ahora se preguntaba: ¿aquel
era su padre?
Lara, asustada por la cólera que veía reflejada en
la cara de Sam, entró en la casucha.
Sam decidido fue tras ella y cerró bien la puerta
para que no pudiera escapar.
- ¡Bien cariño! rió Emma, - has estado genial.
- Se acabaron tantas contemplaciones, - dijo Sam
acercándose a ellos.
- Se acabó cariño, ¿comprendes? Esto está
abandonado hace muchos años y nadie viene por aquí. Así que se quedará ahí
encerrada y se pudrirá. Y nosotros nos habremos librado por fin de ella.
Ambos rieron sádicamente.
Mientras tanto, Lara, dentro
de aquella casucha, miraba la puerta cerrada.
Se había quedado como
bloqueada.
¿Que había ocurrido? ¿aquella
era su familia? Lo dudaba, pero era la única que había conocido, se había
criado con ellos, y ahora, tras llevarla a aquel horrible lugar, la encerraban
en aquella especie de chabola vieja y sucia.
Lara consternada, miró a su
alrededor.
Elena le dijo que no se fiara
de nadie, ¿pero de un padre tampoco? ¿del que ella siempre había considerado
como tal? ¿Como podían haberle hecho eso y por qué?
Afligida, pensó que su padre la había encerrado
allí. La que siempre creyó su familia, se la quería quitar de encima. Y lo malo
es que aquel lugar estaba totalmente abandonado. Nadie iría por allí, y ella,
sin alimento y sin escapatoria, se moriría...
Continuará
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