viernes, 5 de junio de 2015

Capítulo 19

En medio del espeso y extraño humo, surgió de repente Kalean.


Lara se quedó asombrada, apenas podía creer lo que veían sus ojos. El se había materializado ante ella, había aparecido de la nada en medio de aquel extraño humo que, gracias a Dios y después de todo, no era producido por el fuego.


- Lara, mi vida, sabía que te había pasado algo, - le dijo el abrazándola.


- ¿Como lo supiste? Estaba tan asustada...


- Mi... mi padre me trajo aquí y me encerró, Kalean.


- Menuda gentuza, y perdona que lo diga así. Esta no puede ser tu familia.


- Ya lo he pensado Kalean, y no tienes que pedir disculpas. ¿Que vamos a hacer ahora?


- Esta gente ha prendido fuego afuera, y será cuestión de minutos el que se extienda y alcance esta casucha, así que nos largaremos y rápido.
- ¿Pero como? La puerta está cerrada, - dijo Lara preocupada.
- Aún no conoces los poderes de un vampiro cariño. Solo tengo que dar una orden mental, y la cerradura se abrirá.


Kalean se dirigió hacia la puerta. Lo que había dicho el era verdad; ¿que sabía ella sobre los vampiros y sus poderes especiales? Lo primero que había sabido de el y que la había asombrado, era verlo materializarse ante sus ojos.


Y lo segundo fue abrir la puerta como si nada, sin que aquella cerradura se le resistiera lo mas mínimo.


Una vez fuera, el odio que aquella gentuza le provocaba, hizo que los ojos de Kalean compitieran con el fuego que habían prendido.


Usó todo su poder y se concentró en las llamas; ya era hora de darle a esta gente su merecido y hacer que cayeran en su propia trampa.


Lara, que había salido de la casita, observó lo que sucedía sorprendida y admirada.


Momentos después, todo el fuego del solar se estaba concentrando alrededor de la familia. A Lara no le salían las palabras.


- Ya habéis hecho demasiado daño, - les dijo Kalean volcando todo su poder contra ellos y el fuego, - ¡se acabó!


Las llamas se concentraron formando un círculo en torno a la supuesta familia de Lara. Estos comenzaron a gritar y a pedir ayuda.


- Se acabó cariño, - le dijo Kalean acercándose a ella, - se acabaron tus problemas.


-  Gracias Kalean, - contestó ella mientras se abrazaban, - aún no puedo creer lo que he visto. Eres... increíble.


- Ellos mismos han caído en su propia trampa y tienen lo que se merecen. ¿Te parece si nos vamos a casa?


Momentos después estaban ya en casa de Kalean.
- ¿Estás bien mi amor?¿te sientes mas tranquila?


- Si Kalean, gracias. Eres maravilloso y te quiero.


Ambos se abrazaron estrechamente, y sus bocas se fundieron en una explorándolas con intensidad.


- Cuando llegué y te vi encerrada en aquella casucha y rodeada de fuego, no sabes el susto que pasé. Temí perderte...


- Yo si que también pasé muchísimo miedo cuando me encerraron allí. Me acordaba de ti y te anhelaba Kalean, y deseaba estar aquí siempre, contigo siempre... Antes dijiste "vamos a casa"; ¿es cierto que... esta también es mi casa? - Lara casi no se atrevía a preguntar, pero no podía quedarse con esa incertidumbre.


- ¿Lo dudas cariño? Por supuesto que mi casa es tu casa, y jamás volverás a donde has sido tan infeliz. Tu y yo nos pertenecemos y vivirás aquí conmigo inmensamente feliz, por siempre.
- Oh Kalean, jamás podré agradecerte...
- No hace falta que me agradezcas nada. Lo he hecho porque te amo y solo quiero tu amor, tu corazón, tu cuerpo, tu alma, todo. Pero antes tenemos que hablar de muchas cosas, mi vida.
- ¿De qué?
- De ti, de tu... familia, de las cosas que te han ocurrido, del pasado...


Continuará

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