Estaba tan feliz después de la noche pasada con Kalean, que jamás pudo imaginar que, al contarle a su familia lo del Red Rose, la trajeran a aquel sitio tan lejos y tan abandonado, y la encerraran allí con la intención de acabar con ella.
Lara se acercó decidida a la puerta, agarró el manillar y lo movió violentamente intentando forzarlo y así escapar, pero en vano. La cerradura era fuerte y estaba muy bien echada. Seguramente la cerradura era lo único que estaba bien en aquel sitio, porque todo lo demás tenía un aspecto deplorable. Mientras ella hacía esto, vio a su familia reír a carcajadas viendo su impotencia y su incapacidad para abrir la puerta.
Triste y moralmente hundida
se dio la vuelta para no verlos.
Aquella no podía ser su
familia, era imposible. Un padre no haría jamás aquello.
Entonces Lara, sin poderlo evitar se echó a llorar.
Esas tres personas que estaban fuera eran la única
familia que ella había conocido, y ahora, tras encerrarla allí, reían felices
porque se la habían quitado de encima.
¿Como se podía ser tan cruel? ¿Que les había hecho
ella? Es cierto que, al enterarse de sus trapos sucios, los había chantajeado, pero
ella solo pretendía hacer valer sus derechos, derecho a salir como cualquier
muchacha, derecho a no vivir esclava en su casa y como una verdadera
cenicienta. Jamás atentó contra sus vidas, pero ellos ahora la encerraban para
que se muriese allí abandonada.
Lara recordó la pasada noche en brazos de Kalean,
sus caricias, sus palabras de amor... Había sido tan tierno con ella, que ahora
daría media vida por estar de nuevo allí con el, en su maravillosa casa. Si
hubiera sabido lo que le esperaba, jamás habría salido de allí, y estaba segura
de que el la hubiera acogido más que gustoso.
De pronto Lara, al escuchar un ruido, se acercó
corriendo a la puerta y, aterrada, comprobó que su familia había prendido fuego
al campo que rodeaba la casucha.
Por diversos sitios el fuego
estaba quemando la vegetación, y esta estaba tan seca, que no tardaría mucho en
quemarse todo, incluida la casita y ella.
¿Así que este era su fin? Para morirse de hambre
pasarían días, pero si se incendiaba todo el lugar, sería solamente cuestión de
horas.
Bueno, ya es solo cuestión de
minutos el que todo esto arda como yesca, - dijo malévolo Sam.
- Si, a ver si se quema de
una vez esa intrusa hija de puta, - dijo Marcos.
- Miradla, - añadió Emma, -
ya se ha dado cuenta de que esto está ardiendo y no puede escapar. Se acabaron
los chantajes.
Kalean estaba inquieto.
Detuvo lo que estaba haciendo
y se paró. Algo no iba bien.
Se sentó y sintió que algo en su ser, en sus venas,
se lo trataba de comunicar. Era algo hondo, profundo, fuerte, y entonces supo
que se trataba de Lara.
Maldita sea... algo le decía que ella estaba
sufriendo, que estaba en peligro. El vínculo de sangre que ya compartía con
ella, le hacía sentirla, notarla en todo su ser, y en sus venas sentía que ella
estaba en apuros.
Sin pensárselo dos veces y a pesar de ser de día,
salió corriendo en su búsqueda. Esperaba no pasar demasiado tiempo a la
intemperie, pero en ese preciso momento, lo que urgía era encontrar a Lara.
El fuerte vínculo que lo unía a ella lo guió por el
camino; la olía, la presentía...
Entonces notó que su rastro lo llevaba a una zona
antigua y abandonada. ¿Que demonios hacía Lara allí?
Y en cuanto llegó lo supo: el viejo molino, una
casucha vieja, y su familia que la habían encerrado en ella y habían prendido
fuego al lugar. ¡Maldita sea...! Tenía que hacer algo.
Mientras tanto Lara, dentro
de la chavola, comenzó a ver un humo extraño en la casita donde se encontraba.
¿Tan cerca estaba el fuego ya
que el humo se colaba? ¿O era algo diferente?
Cada vez mas nerviosa, Lara
empezó a comprobar que el humo aumentaba...
Continuará
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