miércoles, 3 de junio de 2015

Capítulo 18

Lara se había quedado como bloqueada, sin capacidad de reacción. Miraba obstinadamente la puerta cerrada.


Estaba tan feliz después de la noche pasada con Kalean, que jamás pudo imaginar que, al contarle a su familia lo del Red Rose, la trajeran a aquel sitio tan lejos y tan abandonado, y la encerraran allí con la intención de acabar con ella.


Lara se acercó decidida a la puerta, agarró el manillar y lo movió violentamente intentando forzarlo y así escapar, pero en vano. La cerradura era fuerte y estaba muy bien echada. Seguramente la cerradura era lo único que estaba bien en aquel sitio, porque todo lo demás tenía un aspecto deplorable. Mientras ella hacía esto, vio a su familia reír a carcajadas viendo su impotencia y su incapacidad para abrir la puerta.


Triste y moralmente hundida se dio la vuelta para no verlos.

Aquella no podía ser su familia, era imposible. Un padre no haría jamás aquello.


Entonces Lara, sin poderlo evitar se echó a llorar.


Esas tres personas que estaban fuera eran la única familia que ella había conocido, y ahora, tras encerrarla allí, reían felices porque se la habían quitado de encima.


¿Como se podía ser tan cruel? ¿Que les había hecho ella? Es cierto que, al enterarse de sus trapos sucios, los había chantajeado, pero ella solo pretendía hacer valer sus derechos, derecho a salir como cualquier muchacha, derecho a no vivir esclava en su casa y como una verdadera cenicienta. Jamás atentó contra sus vidas, pero ellos ahora la encerraban para que se muriese allí abandonada.


Lara recordó la pasada noche en brazos de Kalean, sus caricias, sus palabras de amor... Había sido tan tierno con ella, que ahora daría media vida por estar de nuevo allí con el, en su maravillosa casa. Si hubiera sabido lo que le esperaba, jamás habría salido de allí, y estaba segura de que el la hubiera acogido más que gustoso.


De pronto Lara, al escuchar un ruido, se acercó corriendo a la puerta y, aterrada, comprobó que su familia había prendido fuego al campo que rodeaba la casucha.


Por diversos sitios el fuego estaba quemando la vegetación, y esta estaba tan seca, que no tardaría mucho en quemarse todo, incluida la casita y ella.


¿Así que este era su fin? Para morirse de hambre pasarían días, pero si se incendiaba todo el lugar, sería solamente cuestión de horas.


Bueno, ya es solo cuestión de minutos el que todo esto arda como yesca, - dijo malévolo Sam.
- Si, a ver si se quema de una vez esa intrusa hija de puta, - dijo Marcos.
- Miradla, - añadió Emma, - ya se ha dado cuenta de que esto está ardiendo y no puede escapar. Se acabaron los chantajes.


Kalean estaba inquieto.
Detuvo lo que estaba haciendo y se paró. Algo no iba bien.


Se sentó y sintió que algo en su ser, en sus venas, se lo trataba de comunicar. Era algo hondo, profundo, fuerte, y entonces supo que se trataba de Lara.


Maldita sea... algo le decía que ella estaba sufriendo, que estaba en peligro. El vínculo de sangre que ya compartía con ella, le hacía sentirla, notarla en todo su ser, y en sus venas sentía que ella estaba en apuros.


Sin pensárselo dos veces y a pesar de ser de día, salió corriendo en su búsqueda. Esperaba no pasar demasiado tiempo a la intemperie, pero en ese preciso momento, lo que urgía era encontrar a Lara.


El fuerte vínculo que lo unía a ella lo guió por el camino; la olía, la presentía...


Entonces notó que su rastro lo llevaba a una zona antigua y abandonada. ¿Que demonios hacía Lara allí?


Y en cuanto llegó lo supo: el viejo molino, una casucha vieja, y su familia que la habían encerrado en ella y habían prendido fuego al lugar. ¡Maldita sea...! Tenía que hacer algo.


Mientras tanto Lara, dentro de la chavola, comenzó a ver un humo extraño en la casita donde se encontraba.
¿Tan cerca estaba el fuego ya que el humo se colaba? ¿O era algo diferente?
Cada vez mas nerviosa, Lara empezó a comprobar que el humo aumentaba...


Continuará

No hay comentarios:

Publicar un comentario