sábado, 24 de agosto de 2019

Capítulo 22

- ¿Estás diciendo que el crío que tuviste ha venido buscándote?, - preguntó Teo sorprendido.


- Sí, ¿no es increíble? Marta le dio a mi madre la dirección de aquí. 


- Casi no me puedo creer que haya recuperado a mi niño, que se vaya a quedar conmigo. Estoy… súper feliz.


Realmente no entiendo por qué reaccionas así Lidia. Ese crío será tuyo pero no lo has criado tú, no puedes quererlo.


- Tu amiguita Marta pudo haberse callado la boca y no darle a tu madre la dirección de mi casa. Yo… lo siento nena pero no quiero vivir con un niño que no es mío.


- Además, los niños no me gustan ¿sabes?, y mucho menos si no son míos.


El rostro de Lidia había cambiado, ahora estaba seria y aquello que le acababa de decir Teo le sonaba. Algo parecido le dijo Iván hacía años.

- Teo, el niño que está abajo en el salón es mío, y me parece un auténtico milagro haberlo podido recuperar, que quiera quedarse conmigo, así que, como tú dices que me quieres, pensé que te alegraría de que yo lo hubiera recuperado y lo trajera aquí.


- ¿Sabes lo que realmente me alegraría? Que se fuera y se quedara con tu madre. Al fin y al cabo lo ha criado ella ¿no?


- Lo siento cariño pero no estoy dispuesto a convivir  ni a mantener a un niño que es de otro. No soporto a los críos. 


- No lo vas a mantener tú Teo, yo pagaré todos sus gastos.

- Sí, pero vivirá en mi casa, y yo no estoy dispuesto. Tú y yo tenemos una relación y convivimos hace meses, y ese niño acaba de llegar.


- Si me estás dando a elegir Teo, lo siento mucho, pero no pienso renunciar a mi niño ni por ti ni por nadie. Así que, si él te molesta será mejor que terminemos y me vaya con Guille.


- Maldita sea… Esto no puede estar pasando, - dijo él.


- Lidia, mi amor, ¿vas a dejarme por un niño que ni siquiera puedes querer porque no lo has criado ni tratado siquiera?


- Teo, una vez di a Guille, renuncié a él porque era muy joven y estaba en muy mala situación. Su padre pasa de él ¿sabes? Y ahora que la vida me ha dado la oportunidad de recuperarlo, no voy a darle la espalda de nuevo.


- Y si tú… me quisieras de verdad, no te importaría que Guille viniera a vivir con nosotros, al contrario, te alegrarías por mí, así que… lo siento Teo pero… hemos terminado.


Lidia volvió a casa de Marta. Entró seria, triste, pensativa…

- ¿Qué ha pasado Lidia?, - le preguntó su amiga preocupada.


- Mi madre te preguntó dónde vivía yo, así que mi hijo se presentó allí y dijo que quería quedarse a vivir conmigo. Mi madre y Sergio lo recuperaron ¿sabes? Tengo… que agradecerles por eso. Pero cuando se lo dije a Teo… a él le molestó que tú les dieras la dirección de su casa. No le gustan los niños y dice que por qué no se lo sigue quedando mi madre, que no lo quiere allí, de modo que… hemos terminado.


- ¿En serio? No me puedo creer que te diera a elegir.


- Pues sí, y además dice que no piensa cargar con un niño que no es suyo, que nosotros ya estábamos juntos y que como no he criado a mi hijo no puedo quererlo. No entiende que me lo quiera quedar ahora que lo he recuperado.


- A mí… me ha parecido algo… milagroso, pero él no… comparte mi forma de pensar, de modo que… no voy a dejar a mi hijo otra vez Marta. He dejado a… Teo.


- Mi vida está… abocada al fracaso. Todo me sale mal Marta…


- No digas eso, lo que pasa es que has tomado algunas malas decisiones ¿sabes? Siempre has sido muy rebelde.


- Ya lo sé, me he equivocado una y otra vez, pero lo malo es que ya no puedo hacer nada. Seguro que si llamara a Ernesto no querría saber nada de mí.


- En el laboratorio hemos hecho un increíble descubrimiento ¿sabes? Algo que… tal vez te permitiría corregir tus errores del pasado.


- ¿En serio?

- Sí, pero es algo confidencial, no podrías decir nada a nadie. Esto solo lo hago por ti, porque te quiero y deseo que seas feliz. Y en cuanto a Ernesto… ¿por qué no lo llamas para quedar y le presentas a Guille? Así sabrás su reacción, lo que él opina de quedarte con tu hijo y… si aún está interesado en ti.


- Oh Marta, no sabes cuántas veces estando viviendo con Teo, me he acordado de él, lo he echado de menos… 


- Creo que sé lo que eso significa, - le dijo sabiamente su amiga.- ¿Lo vas a llamar para quedar?

- Pues sí, en realidad… estoy deseando verlo.


Continuará

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