miércoles, 14 de agosto de 2019

Capítulo 19


Cuando Ernesto se fue, Lidia salió y se fue sola a un bar.
Su cabeza era un auténtico caos.



Teo se le había declarado, le había dicho que la quería y le había propuesto vivir juntos. Esto le habría parecido maravilloso si no hubiera aparecido Ernesto a continuación diciéndole apasionadamente que la amaba e incluso proponiéndole matrimonio.

Teo le gustaba muchísimo y quería estar con él, pero no quería herir a Ernesto, no se lo merecía. Él siempre se había comportado con ella como un simple amigo; ¿por qué había tenido que complicarlo todo diciéndole que la amaba y que se casara con él? Ernesto le provocaba una ternura especial, no podía evitarlo.


Perdida en sus pensamientos, Lidia no se dio cuenta de que entraba alguien en el bar y se dirigía a donde ella estaba sentada.


- Hola buenas noches, - la saludó la mujer, - ¿estás bien? Te noto como… preocupada.

- Vaya, usted otra vez, - dijo reconociendo a la mujer que le aconsejó que no diera a Guille en adopción, - pues sí, tengo un dilema.


- Dos chicos se me han declarado; uno es guapísimo, me encanta y quiere que vivamos juntos, y el otro es muy tierno y hasta ahora creía que solo era un amigo, pero quiere casarse conmigo.


- Si permites que te de un consejo, cásate con éste último, el que te ha pedido matrimonio. El otro solo quiere vivir contigo. ¿No notas la diferencia?


- ¿La diferencia de qué? ¿A qué se refiere?, - dijo empezando a sentir cómo la rebeldía crecía dentro de ella.

- Uno, el que dices que es guapísimo, solo te ha pedido que os vayáis a vivir juntos. En cambio el otro está dispuesto a dar el paso, comprometerse definitivamente. Cuando hace eso es que te ama, y el otro…


- ¡Ya estamos!, - la interrumpió comenzando a cabrearse, - Teo me quiere, lo sé, y además, ¿por qué puñetas tengo que discutir esto con usted? 


- Escúchame, si te vas con Teo te vas a arrepentir, te lo advierto. Por eso te aconsejo que te cases con el otro.

- No estoy dispuesta a quedarme aquí escuchando sus amenazas. Usted no nos conoce y no es nadie para decirme lo que tengo que hacer o no, ¿me entiende?


- Sigues siendo tan rebelde como siempre. Te aconsejé que no te acostaras con el hermano de tu padrastro, no me hiciste caso y en consecuencia te quedaste embarazada. Luego te aconsejé que no dieras el niño en adopción; ¿cuántas veces te acuerdas de él, eh? ¿Cuántas veces te has arrepentido? Pues con esto igual.


- ¡Maldita sea…! ¿Quiere dejarme en paz y no meterse en lo que no le llaman? ¡Es mi vida, no la suya!, - gritó.


- Si te vas a vivir con ese muchacho, Teo, te vas a arrepentir, ya lo sabes. Ahora haz lo que te dé la gana porque yo ya no volveré a molestarte.

- Estupendo. Adiós.


Y acto seguido Lidia se levantó y salió del bar.


- La mujer salió después de ella y la vio alejarse.

- Maldita cabezota…, murmuró para sí.


Cuando Lidia llegó a casa se encontró a Marta viendo la tele.

- Hola buenas noches.


- Hola, ¿has vuelto pronto, no?
- Sí. ¿Recuerdas a aquella mujer que me aconsejó en veces anteriores?
- Sí claro.

- Pues ha aparecido otra vez la muy pesada. Dice que me case con Ernesto y que no me vaya a vivir con Teo porque me voy a arrepentir.


- Tiene su lógica. Ernesto te ha pedido matrimonio y Teo no, solo quiere que viváis juntos.


- Pero eso no es todo Marta, mis sentimientos también cuentan ¿no? ¿O me tengo que casar con Ernesto solamente porque la suya es una propuesta más formal que la otra? A lo mejor nos ponemos a vivir juntos un tiempo y luego decidimos casarnos. Mucha gente lo hace. Yo incluso lo veo más sensato.


- Yo lo único que digo es que, las otras veces que esa mujer te aconsejó, fue sensata y no se equivocó.


- Te dijo que no te acostaras con Iván, yo incluso también te lo aconsejé, y luego pasó lo que pasó.


- Luego te dijo que no llevaras al bebé al centro de acogida, y yo sé que desde entonces te acuerdas un montón. ¿Cuántas veces has pensado que te equivocaste y que dejaste algo a medias?

Lidia tenía el rostro compungido y no le salían las palabras.


- Lo siento Marta, - suspiró, - pero Teo me gusta y… lo quiero, y deseo irme a vivir con él. Cuando pase un tiempo ya le diré de casarnos.


- Entonces abrazó a su amiga.

- No te enfades conmigo. Tú eres como mi hermana, te necesito, lo sabes, y te estoy infinitamente agradecida por todo lo que has hecho por mí. Sin ti… no habría podido.


- Calla tonta, tú sabes que siempre me tendrás a tu lado y, aunque no esté de acuerdo con algo, siempre te apoyaré.

- Gracias Marta…


Continuará

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