domingo, 28 de julio de 2019

Capítulo 12


Debía haberse quedado dormida porque el repentino sonido de su móvil la despertó, se incorporó y atendió la llamada.
- Hola, dime, - saludó sabiendo que se trataba de su amiga Marta.
- ¿Estás bien? Te noto rara.



- Me he tenido que ir de casa Marta.
- ¿En serio? ¿Pero por qué?, - se sorprendió su amiga.
- Es una larga historia.

- Pues ven a mi casa y me la cuentas, anda.


Minutos más tarde Lidia llegaba a la nueva casa de su mejor amiga.

- Hola, eres la primera visita que tengo. Me alegro de que hayas venido.


- Bueno dime, ¿qué demonios ha pasado para que te vayas de tu casa?


- Pues… resulta que no me viene la regla, me he hecho un test de embarazo y… estoy embarazada Marta.


- Vaya, enhorabuena pero…
- ¿Enhorabuena? Esto es un marronazo. Se lo he dicho a Iván y se ha desentendido de todo. Dice que lo mismo que me abrí de piernas con él pude hacerlo con cualquiera. Incluso me llamó zorra y puta y me dijo que no contara con él para nada, que no le gustan los niños.
- Joder que hijo de perra. ¿Y tu madre que ha dicho?
- A eso iba. Luego se lo dije a mi madre y puso el grito en el cielo. Me dijo que tendría el bebé, que ellos lo cuidarían y me encerrarían en un colegio o institución, interna ¿sabes? De esos sitios que son muy rígidos y severos, así que me negué y me largué.
- Vaya, pero vas a volver luego ¿no?

- No Marta, se acabó, no pienso hacer lo que dice mi madre. Ya estoy harta de sus imposiciones.


- Sé que ahora no es el momento de reproches pero… recuerda que te dije que no te acostaras con ese Iván. Mira lo que te ha pasado ahora.
- Lo se…
- ¿Estás completamente decidida a no volver a tu casa?
- Sí.

- Pues entonces quédate aquí conmigo. Ya sabes que mi padre me alquiló esta casita. Así no estaré sola.


Lidia impulsivamente abrazó su amiga, la estrechó contra ella agradecida.
- No sé cómo puedo agradecerte…

- Calla, no digas nada. 


- Sabes que te quiero como una hermana y no voy a dejarte sola y tirada en estos difíciles momentos.


- Gracias de todo corazón Marta. Eres la mejor. Ni siquiera mi madre me ha preguntado cómo me sentía, no se ha parado a charlar conmigo tranquilamente, y eso que se ha dado cuenta de que el padre de mi hijo ha pasado de mí.


- No se lo tomes en cuenta. Ha debido ser un fuerte impacto para ella enterarse de que su hija adolescente está embarazada. ¿Por qué no vuelves a casa y tratas de arreglarlo?
- Porque no Marta. Mi vida se jodió cuando mi padre se estrelló y tuve la mala suerte de tener que irme con mi madre. Nadie me va a encerrar en ningún sitio ni tampoco va a decidir por mí lo que hago con el bebé.

- Está bien, tranquila. Esta casa tiene dos habitaciones así que una es tuya. Ven que te la enseñe.


Ambas entraron dentro.
- Este es el salón. No es muy grande pero para nosotras está bien.

- Me gusta, es muy alegre.


- Y en frente está la cocina-comedor. Concepto abierto. Así sin tantas paredes parece la casa más grande ¿no crees?

- Pues sí, es verdad. Y tiene los mismos colores que el salón, que guay.


- Y este será tu dormitorio. Hay sitio para poner más tarde una cunita de bebé. ¿Te gusta?

- Si claro, está genial. Yo pensaba que me quedaría tirada en la calle, así que para mí esto es un lujo, sobre todo porque no tendré que aguantar a mi madre ni ver al cerdo de Iván.


- El no ver a ese tío te ayudará a olvidarlo Lidia. Tienes que seguir adelante y luchar, pero esta vez sola. Yo siempre estaré a tu lado pero… si tu padre hubiera estado aquí… creo que las cosas habrían sido algo diferentes.

- Necesito… estar sola… ¿No te importa?


Y acto seguido se metió dentro de la cama y se cubrió completamente con la colcha. Antes de que Marta saliera del dormitorio la escuchó sollozar.


Continuará

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