- Gracias por invitarme a tu
casa Elena.
- De nada mujer, ya sabes que
puedes venir siempre que quieras.
- Hoy... creo que necesitas
tener un rato de charla tranquila, - añadió la dueña de la casa.
- Si, tienes razón.
Lara se veía muy desanimada.
- Mi madre nos ha dejado
limonada. ¿Quieres un poco?
- No gracias, - contestó
pensando en que la madre de Elena no iba por ahí acostándose con unos y con
otros y vendiendo su cuerpo.
Las dos se sentaron en el
sofá.
- Bueno, ¿como te sientes?
Muy mal me imagino ¿verdad?
- No puedes hacerte una idea.
Jamás pensé que mi madre... bailara en un club y... fuera una prostituta. Pero
la cuestión es que... eso no es lo único que he averiguado de mi familia.
- ¿Eso no es lo único? ¿Pero es que hay mas?
- Si Elena. ¿Recuerdas que te
extrañó que de pronto consiguiera que mi padre me dejara salir?
-Si.
- Pues resulta que lo pillé en casa con un amigo.
- ¿Un amigo? - preguntó
Elena, - no se que quieres decir.
- Pues un amigo con el que se
morreó.
- Y luego se fueron a la cama
y follaron como locos, - añadió tristemente.
- Joder... menudo marrón.
- Si, mi padre es gay y tiene
un amante, y mi madre baila ligerita de ropa en un club, y además es puta.
Genial, ¿verdad?
- Vaya, no tenía ni idea de
todo eso, y lo de tu padre ni me lo imaginaba, esa es la verdad.
- Si, tengo una familia muy especial, - Lara se
puso de pié, - por eso he podido quedar contigo para salir.
- ¿Les amenazaste con
chivarte o algo así?
- Exactamente. Ya era hora de
que dejaran de explotarme ¿no crees?
- ¿Cuántas veces te lo dije
Lara?
- Ya lo se.
- Escucha, a pesar de todo,
míralo por el lado bueno, has podido salir y vas a seguir haciendo lo que te
salga del culo.
Las dos rieron por la expresión vulgar utilizada
por Elena. Después de todo tenía razón, había que mirar el lado positivo de
todo aquello.
- Anda dame un abrazo, - le dijo Lara emocionada a
pesar de todo.
- No se que sería de mi si no
te tuviera a ti para hablar y subirme el ánimo.
- Bah, no es nada.
Momentos después se iba a su
casa.
Cuando Lara llegó se metió en
la ducha. Sus padres no estaban, solo su hermano Marcos. Estaba toda enjabonada
cuando este apagó el gas y se vio obligada a enjuagarse con agua helada.
- ¡Maldita sea...! ¡Otra vez
me lo ha vuelto a hacer!- protestó recordando las muchas bromitas pesadas de su
hermano. - Cuando lo coja se va a enterar.
Bajó al piso inferior y
esperó a que saliera de hacer sus necesidades.
- ¿Que quieres? ¿olerme el
culo después de cagar?
- ¡No estúpido! ¡Otra vez has vuelto a dejarme sin
agua caliente para ducharme!
- ¡Estoy harta de ti, de tus bromas pesadas y de
tus gilipolleces!
- Pues te vas a tener que joder, hermanita, - dijo
irónico y con cara de pocos amigos.
- No pienso aguantarlo mas
¿comprendes? Así que te haré lo mismo a ti, a ver que te parece.
- ¿Perdona?
- Ya me has oído, cuando
menos te lo esperes te daré un poquito de tu propia medicina.
- Eres una imbécil y no
tienes ni repajolera idea de lo que soy capaz de hacer, así que ándate con
cuidado.
- Vete a la mierda anda.
- Pues tu vete a tomar por
culo... Ahí te quedas que yo me voy.
Marcos salió de casa y Lara,
alterada, decidió salir al balcón un rato para tomar el fresco de la noche y
tranquilizarse un poco.
Siempre que discutía con su
hermano acababa atacada de los nervios, pero se prometió a sí misma no llorar
por culpa de ese memo. Entonces, de forma inevitable, la imagen de Kalean
apareció en su mente.
Desde que lo había conocido
no podía apartarlo de su cabeza. Entonces fantaseaba con estar entre sus
brazos, segura, feliz, escuchando sus palabras de amor...
Y aunque fueran solo
fantasías, su corazón latía mas fuerte por el. ¿Que le había hecho aquel
hombre?
Pasado un rato, unas voces repentinas la sacaron
bruscamente de su ensoñación. Miró hacia abajo y vio a su hermano Marcos con
una chica.
Vaya, - pensó para sí misma,
- ¿pero hay alguien en este jodido mundo que aguante al estúpido de mi hermano?
La parejita se abrazó y
después entraron en casa.
Momentos después la chica entraba en el dormitorio
de su hermano.
Y para su asombro se echaba en la cama grande.
Pero cuando entró Marcos en su habitación, Lara se
empezó a mosquear.
Y mas cuando el se echó en la
cama junto a ella.
De modo que su hermanito
Marcos traía chicas a su cuarto y las metía en su cama...
Menuda sorpresa, bueno, la
sorpresa para ella había sido comprobar que había alguien en el mundo que
soportaba a su hermano y estaba dispuesta a...
Lara tuvo de detener el curso de sus pensamientos
cuando vio a su hermano y aquella chica besarse como locos y despojarse de la
ropa a toda prisa. Al ver lo que empezaban a hacer, se dijo a si misma que era
demasiado, así que...
Entró en casa y se fue a su cuarto.
¿Sabrían sus padres que Marcos metía chicas en su
cama en su ausencia? Siempre había creído que las casas se respetaban, pero al
parecer el hacía lo que le daba la gana.
A la mañana siguiente, Marcos
se presentó en su cuarto muy enfadado porque ella no le había hecho la cama ni
le había lavado la ropa sucia.
- ¿De que vas niñata? - le
gritó, - ¿es que no sabes ya lo que tienes que hacer?
- ¿Te refieres a cambiar las sábanas que tu y tu
amiguita manchasteis anoche? - le espetó con cara de inocencia.
- ¿De que hablas? - Marcos
trató de disimular.
- Hazte el loco ahora, vamos,
como si no supieras de qué hablo.
- ¡Tu trajiste anoche a una
amiguita y la metiste en tu cama Marcos!
- ¡Estás loca!
- ¡No, no lo estoy, os vi!
¿Que te crees?, ¿que soy tonta?
- Pero...
- No eches excusas Marcos,
las casas se respetan, o por lo menos es lo que yo siempre he creído.
- Niñata reprimida y
frígida...
- Insúltame todo lo que
quieras, pero la cama a partir de ahora te la vas a hacer tu, y también te
lavarás la ropa, porque yo no pienso hacerlo mas, ¿te ha quedado claro?
- No te atreverás, - le dijo
con cara de pocos amigos.
- Ponme a prueba y ya verás. Ahí te quedas.
Cuando Marcos se quedó solo, su expresión se
transformó en otra seria y pensativa. Había que hacer algo con Lara, y había
que hacerlo ya.
Continuará
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