Y cuando un alto policía entró en la casa, ella empezó a temblar y casi a comerse las uñas por el nerviosismo.
Mientras el hombre avanzaba hacia ella serio, Lara se sentía perdida, cada vez mas. Jamás había tenido nada que ver con la justicia, policías ni nada por el estilo.
Buenas noches señorita, va a tener usted que acompañarme, - le dijo el policía parapetado tras sus gafas oscuras.
- Perdone pero yo no he hecho
nada, fue un amigo y se ha largado, - se excusó Lara.
- Esa historia está muy vista
¿no cree?
- Pero es que es cierto.
- Mire señorita, la puerta ha
sido abierta con mucha habilidad, faltan cosas que han sido sustraídas, y usted
no está precisamente en su casa ¿verdad?
- No, claro que no.
- Pues entonces tiene que
acompañarme, ¿le ha quedado claro?
- El culpable es el chico que
venía conmigo, se llama Germán y el robó todo lo que falta, no yo.
- Le he dicho que tiene usted que venir conmigo a
comisaría ahora mismo, - insistió el policía.
- ¿Es que no se entera usted de nada? Yo no fui,
fue un amigo... bueno, un conocido mío. Tiene un Audi S5 color rojo.
Lara trataba de explicarle al policía lo que había
pasado cuando la puerta se abrió de repente y entró Kalean. El corazón de Lara
comenzó a latir tan fuerte que casi se le quería salir.
- Buenas noches agente, perdón por interrumpir, -
dijo Kalean con su varonil voz, - pero es que yo andaba por aquí y lo he visto
todo.
Lara no podía creer lo que oía; ¿Kalean estaba por
allí? ¿iba a librarla de aquel problemón en que la había metido Germán?
- Dígame, ¿que es lo que ha
visto usted? - dijo el policía.
- Esta joven vino con un
chaval, el abrió la puerta y el mismo fue el que metió en su coche una
televisión de plasma y un ordenador.
- ¿Y quien me dice a mi que no es usted su cómplice
y me está mintiendo para librarla de todo esto e irse con los objetos robados?
- dudó el policía.
- Si quiere le puedo dar mas
datos agente, el chico es castaño, viste unos vaqueros negros y una camisa a
cuadros roja y negra. Llevaba guantes negros, ya sabe, para no dejar huellas, y
se ha ido en un Audi S5 rojo. Y estoy seguro de que, aparte de la televisión y
el ordenador, llevaba dinerito en el bolsillo.
- ¡Es verdad! - dijo Lara
preguntándose como podía saberlo el, - lo cogió del cajón de la cómoda. Yo le
decía que no cogiera nada y que nos fuéramos, pero el no me hizo caso. En
cuanto oyó la sirena de su coche, se largó...
- Y yo lo vi de irse, -
corroboró Kalean.
- Está bien, ha quedado claro que no son ustedes
culpables. Trataremos de pillar a ese tal Germán. Buenas noches.
Lara y Kalean salieron de la casa. Por un lado ella
sentía un alivio inmenso, pero por otro, su corazón saltaba dentro de su pecho.
Al llegar a la acera, ambos se detuvieron y se miraron en silencio durante unos
momentos.
- ¿Sigues teniendo miedo de mi Lara? No me gustaría
que salieras corriendo... otra vez, - le dijo el.
- Ahora mismo lo último que siento es miedo Kalean,
bueno, en realidad si, miedo de... no volverte a ver, - dijo emocionada, - pero
ahora tu has aparecido y me has librado de este marrón en que Germán me había
metido.
Y entonces, siguiendo el
impulso de sus mas recónditos deseos, lo abrazó fuertemente.
- Gracias Kalean, gracias de
todo corazón. Gracias por haber aparecido. No quería perderte...
- ¿Y crees que me vas a perder preciosa mía? Yo
siempre cuidaré de ti y estaré cerca, te lo prometo.
- Me alegro de haber estado pendiente y haber
llegado para librarte de todo esto.
- Estaba muy asustada. Yo jamás he robado nada a
nadie. Has... estado magnífico con el policía.
- ¿Recuerdas que te advertí contra ese chico? ¿lo
recuerdas? - le dijo serio.
- Si Kalean, tienes toda la razón. ¿Sabes las de
veces que me he lamentado? Esta noche recordé tus consejos mas que nunca, así
que prometo... hacerte caso en el futuro.
- Me alegro que digas eso. Y espero que no huyas
mas de mi.
- Jamás Kalean.
- Estás preciosa ¿sabes?
Ella se ruborizó
escandalosamente.
- Tu si que eres guapo. Te he
echado mucho de menos Kalean.
- Y yo a ti... Anda vamos, te
acompañaré a casa.
Continuará
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