- Hola gatita, - la saludó con descaro, - así que tu eres la que se va a estrenar conmigo ¿verdad? Que suerte. Supongo que no serás virgen, pero si por un milagro lo eres, me va a encantar follarte por primera vez.
Lara estaba petrificada de miedo, no acertaba a decir ni media palabra. Esto no podía estar ocurriendo, no debería de ocurrir, pero el caso es que era la terrible realidad.
- Ven aquí y dame un beso
gatita, - le dijo el tipo tratando de abrazarla, - déjame tocarte las tetas...
- No se me acerque.
- Vamos mujer, ¿te vas a
hacer la estrecha ahora conmigo?
- ¡Le he dicho que no me
toque joder! ¡Déjeme!
- Maldita estrecha... Con razón me dijo Marlene que
a lo mejor no me lo pondrías nada fácil.
- Pero te juro por todos mis muertos que ahora
mismo te voy a quitar las bragas y te la voy a meter, y me va a dar igual si me
dices que eres virgen. Las mosquitas muertas sois las peores, ¡así que vamos!
¡quítate las bragas!
- Espere por favor, yo no...
hago esto, me trajeron engañada, - trató desesperadamente de explicarse para
ver si lograba que la dejara en paz.
- Me da igual, si no lo eres,
yo te voy a convertir en una puta ahora mismo. ¡Vamos zorra!
Pero en aquel preciso momento en que se sentía
perdida, la puerta se abrió y entró Kalean.
Lara se puso tan contenta que
sintió que las fuerzas, la seguridad y el valor retornaban a ella.
- Interrumpo ¿verdad? - dijo
Kalean con aplomo.
- ¿Quien coño eres tu, tío?
¡Lárgate de aquí!
- ¡Tu eres el que se va a largar de aquí ahora
mismo! ¿me oyes?
- Vas a dejar a esta chica en paz.
- Así que mueve tu culo fuera de este cuarto y piérdete
tío.
- Porque te aseguro que si no me obedeces, lo vas a
lamentar, ¿me he explicado bien?
- He venido a follarme a esta
zorra y tu no me lo vas a impedir.
- ¡Maldito cabrón...! ¡He
dicho que te largues! - le gritó Kalean.
- Pero si es solo una puta,
¿para qué te pones así? ¿es que quieres ser el primero o qué?
Al oír aquello, Kalean encolerizado, abofeteó al
tipo en cuestión.
- Y ahora hijo de puta, lárgate, - le dijo con tono
y voz amenazante.
- ¡Eres un imbécil, un hijo
de...!
- ¡Fuera! - volvió a gritarle
Kalean.
- Me las pagarás, esto no va a quedarse así, - dijo
rencoroso y enfadado.
Y a continuación dio media vuelta y abrió la
puerta.
Luego salió del cuarto. Abajo, ajena a todo, la
música seguía sonando.
- Lara, ¿estás bien? - le dijo Kalean dirigiéndose
hacia ella.
Entonces, sin poder
reprimirse, ambos se abrazaron.
- Oh Kalean, menos mal que
has venido. Abrázame fuerte por favor. He pasado tanto miedo...
- Tranquila cariño, ya estás a salvo.
- ¿Ese memo te ha hecho algo? - quiso saber el.
- Quería... desnudarme,
tocarme y... hacérmelo, pero yo me resistí y tu llegaste a tiempo.
- Nadie te hará nada que tu
no quieras porque yo lo impediré.
- Estás muy nerviosa Lara.
Esto ha sido muy fuerte para ti, - le dijo el, - ¿quieres que vayamos a mi casa
y charlemos? Así te tranquilizarás.
- Si Kalean, llévame a tu
casa.
Y al fin del mundo si
quieres, - pensó para si mientras el agarraba su mano y ella sentía un millar
de mariposas aleteando en su estómago.
La noche era joven y no había
hecho mas que empezar...
Continuará
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