Lara trataba de asimilar
aquello que veía. ¿Como era posible?
Allí, encima de una mesa, estaba su madre bailando
de forma provocativa, contoneándose sensualmente...
Llevaba el pelo suelto, la parte de arriba era
transparente y unas manos ocultaban apenas sus pechos dejando poco a la
imaginación, unos pantaloncitos súper cortos, medias de rejilla, taconazos, y
sonreía y se contoneaba de forma exuberante.
- Vaya, ocurrió lo que pretendía evitar... -
murmuró Elena con pesar, - vamos Lara, no mires.
Lara se volvió y trató de
componer una sonrisa natural.
- Ya la he visto Elena,
¿crees que no?
Y dicho eso volvió a darse la
vuelta.
- No Lara...
Pero ya era tarde. Ambas
vieron bajar a la madre de la mesita, y
hablar con un tipo que se le había acercado.
Momentos después, y ante los incrédulos ojos de
Lara, ambos se abrazaron estrechamente.
Después la besó.
Y, en un abrazo apretado, prolongaron el beso.
Lara, sin poder moverse del sitio, los vio avanzar
a ambos hacia las escaleras.
Uno tras otro subieron al piso superior.
Y entonces desaparecieron tras la primera puerta.
Cuando se volvió hacia su
amiga, su rostro estaba serio, triste, descompuesto...
- No deberías haber visto
esto Lara, - le dijo comprensiva.
- Era lo que pretendía evitar, - añadió ante el
mutismo de su amiga que era incapaz de pronunciar palabra. - Anda vámonos.
Al salir, Lara se detuvo. No
podía dar un paso. Su madre era...
Hasta le costaba decir el
nombre concreto. Ahora ya sabía a que se dedicaba su madre por las noches.
- Red Rose... - murmuró
tristemente mirando las letras de neón.
Elena por su parte estaba muy
preocupada por ella.
- Lara, - aquella profunda
voz la hizo volverse.
- Kalean...
- He visto lo que ha pasado,
y lo siento mucho por ti. Ella es tu...
- Si, mi madre, - afirmó
seria. - ¿Tu sabes lo que hay tras esas puertas del segundo piso? - le
preguntó.
- Lara... no me preguntes
eso.
- Por favor Kalean, se que lo
sabes y... no me preguntes por qué, pero se que puedo confiar en ti. Dímelo por
favor. Necesito saberlo.
El miró su carita, sus ojos
sinceros, y no pudo resistirse.
- Arriba hay... dormitorios,
cuartos privados; se lo he preguntado al camarero y quiero que sepas que esta
es la primera vez que vengo.
- Lo se, creo en ti, me fío
de ti Kalean.
- Y quiero que sepas que...
encontrarte a ti esta noche y... hablar contigo, ha sido lo mas bonito que me
ha pasado.
- Y a mi, preciosa... Bueno,
es muy tarde, - ambos parecían nerviosos.
- Si, me voy.
- Volveremos a vernos.
- ¿De verdad? - preguntó
ilusionada y anhelante.
El sonrió.
- Seguro, no lo dudes. Buenas
noches.
- Adiós...
Al día siguiente, Lara comía en la cocina cuando su
madre llegó y vio todos los platos de la noche anterior sin recoger. Bueno, en
realidad no había hecho absolutamente nada en la casa.
Entonces, mientras seguía comiendo, la vio avanzar
decididamente hacia ella.
- ¿No te has levantado con tiempo para hacer las
cosas de la casa? - le preguntó decidida, - ya sabes lo que debes hacer antes
de irte a clase.
- A ver como te lo explico... no, no me he
levantado con tiempo ni he hecho nada, - dijo Lara, con cara de fastidio.
- ¿Puedes explicarme eso pequeña insolente? - le
dijo seria sentándose junto a ella en la mesa.
- No hay nada que explicar mamá. Ya se que eres una
furcia, una puta barata del Red Rose, así que a partir de ahora dejaré de ser
la cenicienta, ¿te parece? Creo que con lo que te pagan los clientes bien
puedes contratar una asistenta para que haga todo lo que tu te niegas a hacer
en casa.
- Así que ya lo sabes, mamá,
- añadió poniéndose de pié.
-¿Como demonios has sabido lo
del Red Rose? ¿Quien te crees que eres para hablarme a mi así imbécil?
- Soy alguien que maneja información privilegiada,
no lo olvides.
- Puedes insultarme todo lo que quieras, pero si me
obligas a hacer de criada como hasta ahora, me chivaré, ¿te ha quedado claro,
mamá?
Continuará
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