- ¿Como la habría conseguido?
- se preguntó mudamente ella. Pero en seguida se llamó tonta; el, como vampiro,
habría vivido el tiempo suficiente como para poder comprarse esta mansión y
alguna que otra más.
- Bueno, ya estamos aquí, -
dijo el.
- ¿Estás algo mas tranquila?
- Si, mas o menos. Ahora eres tu el que me pone
nerviosa.
- Vamos ven aquí, - le dijo con voz cálida mientras
la abrazaba, - ¿es que aún no sabes que estás a salvo conmigo? No voy a hacerte
nada, te lo prometo. Tranquilízate.
Después se separó un poco y,
agarrándose ambos por la cintura, miraron el amplio salón.
- Pues esta es mi casa,
concretamente el salón, - le dijo el, - ¿te gusta?
- Es preciosa Kalean, es un palacio. Aquí... se
siente una como un pez fuera del agua.
- Bah, tonterías, considérate en tu casa, - le dijo
el amablemente. Lara contempló el lujoso salón, la enorme chimenea con el
atrayente fuego quemando los leños, la alfombra persa... Todo era bello y
exquisito.
- Kalean, gracias por haber
llegado a tiempo, por haberme librado de ese tipo.
- Te dije que siempre
cuidaría de ti, ¿recuerdas?
- Es que... tu has sido
siempre tan especial, tan bueno conmigo...
- Necesitaría toda una vida para agradecerte todo
lo que has hecho por mi.
- Tenemos tiempo cariño, - le
dijo el con voz profunda, - todo el tiempo del mundo.
- ¿De veras? - Lara sentía
que su corazón se le iba a salir; era la segunda vez que la llamaba cariño.
- Si. Ven, vamos a sentarnos
frente a la chimenea.
Sentada frente al crepitante fuego de la lujosa chimenea,
y junto a aquel ser tan atrayente, Lara sintió que todos o casi todos sus
sueños se habían hecho realidad. Solo quedaba por ver qué era lo que Kalean
sentía por ella.
- Lara, ¿te has preguntado
por qué te ha pasado eso esta noche? ¿por qué esa mujer vino a ti y te engañó?
Ella suspiró.
- La verdad es que no he
tenido mucho tiempo para pensar.
- Pero esa mujer conoce a tu
madre, es su jefa o su compañera. A lo mejor...
- No Kalean, me es imposible
pensar que... mi madre la mandara, que ella haya hecho todo esto. Me quería
meter en la prostitución, obligarme a acostarme con hombres y... cobrar ella
por... mis servicios. Ha sido tan horrible que me cuesta creer que...
- Eres tan bondadosa que no
concibes la maldad en otras personas, - le dijo el con voz tierna, - anda ven,
tiéndete.
- Deja que te acune entre mis
brazos.
Lara obedeció y sintió como
los fuertes brazos de el la rodeaban.
Si aquello era un sueño,
entonces no quería despertar.
- ¿Estás bien mi vida? ¿te
sientes mas tranquila? - susurró el muy cerca de ella.
Lara se sentía flotar,
literalmente.
- Kalean, ¿por qué me llamas
así? - preguntó tímidamente.
Entonces el la sentó sobre
sus rodillas y la miró desde cerca.
- ¿Es que aún no te has dado
cuenta de que te quiero? ¿de que estoy enamorado de ti desde que te vi?
- Oh Kalean, tu... tu me
volviste loca... en cuanto te vi... - le confesó emocionada.
Entonces el dobló la cabeza y, con una lentitud
torturante aproximó sus sensuales labios a los de ella.
Después, tras sentarla a su lado, ambos se besaron
suave y tiernamente al principio, honda, profunda e insistentemente después.
- Oh Kalean, esto es un
sueño.
- Estaba loco por tenerte,
por besarte, por hacerte mía.
- Pero... tu y yo no podremos
estar juntos; tu no envejecerás y yo si.
- No cariño, hay un modo en
el que si podremos estar juntos para siempre, pero es una unión muy fuerte,
definitiva. Y es solo si tu quieres, yo no voy a forzarte a nada.
- Y... ¿como sería eso?
- Con el vínculo de sangre.
Si... me dejas que yo beba de ti y tu bebes de mi, se creará entre nosotros lo
que se llama el vínculo de sangre. Y es muy poderoso. Solo se romperá cuando
uno de los dos... falte. De esta manera tu no envejecerías.
- ¿Hablas en serio?
- Si mi vida, si tu bebes mi
sangre, esta hará que no envejezcas.
- Y... tu beberías...
- De tu sangre. Es un paso
muy importante que solo tu puedes decidir.
- No hace falta que lo
decidas ahora cariño, tómate tu tiempo, - añadió el.
- Si no lo hago acabaré
perdiéndote ¿verdad? - quiso saber Lara.
- Si, tu envejecerás y... te
irás.
- Pues entonces tómame
Kalean, - dijo ella echándole los brazos al cuello, - muérdeme y bebe de mi,
hazme tuya para siempre. No quiero perderte, te quiero...
- Oh Lara, vida mía... -
Kalean aspiró el dulce olor que ella desprendía y besó su atrayente cuello, -
no te arrepentirás jamás, te lo prometo.
Excitado al pensar que, en
breves momentos aquella sangre suya llenaría su boca ansiosa, Kalean sintió que
sus colmillos se extendían en toda su dimensión, y quería consumar la unión con
ella en todos los sentidos.
- Lara, - le dijo con voz
roncamente apasionada, - déjame hacerte mía, déjame poseerte, entrar en ti,
fundirme contigo...
- Kalean, amor mío, creí que
nunca me lo dirías.
- ¿En serio quieres... que hagamos
el amor?
- Por supuesto, es lo que mas
anhelo.
Impulsados por el deseo y el fuego del amor que
ardía en sus corazones y hasta el último rincón de su ser, ambos se unieron en
un estrechísimo abrazo y sus bocas se fundieron en una.
Momentos después ambos subían
al dormitorio. Sobre una pequeña tarima, un atrayente lecho esperaba la entrega
total de sus cuerpos y sus almas.
Continuará
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