Al día
siguiente cuando Eva salió de clase, se puso unos pantalones de chándal, una
camiseta de recuerdo de que nunca jamás fue a París, y se fue al gimnasio
decidida.
Ir a París
era otro de sus sueños no realizados, como Iván.
Tratando
de olvidarse de sus frustraciones cogió el coche. Si, ya lo sabía, era bastante
incongruente ir en coche a hacer ejercicio al gimnasio, pero estaba segura de
que si se iba andando hasta allí, no pasaría de la puerta de entrada, se
conocía a si misma demasiado bien.
Al llegar
echó una mirada en torno: había una chica esforzándose todo lo que podía, y un
chico que no hacía nada, solo mirar y curiosearlo todo. Al entrar ella se le
quedó mirando con cara de estar pensando qué demonios hace esta gorda aquí, pero
Eva lo ignoró y fue a lo suyo; ella iba a hacer ejercicio mientras él ni
siquiera movía un músculo.
Se
subió a una cinta andadora y la puso en marcha, despacio para empezar, solo
caminando. Ya habría tiempo de correr.
Cuando más
tranquila estaba, vio al chico sacar la cámara de fotos y enfocar a la otra
chica que se ejercitaba. Entonces se puso alerta.
El disparó
la cámara varias veces y al parecer la otra no le puso pegas.
Pero en ese
momento Eva resbaló y tuvo que agarrarse para no salir disparada.
- Uy, fotón
para el Facebook, - escuchó comentar al chico mientras se disponía a enfocar de
nuevo.
- ¡Como me
eches una sola foto te comes la cámara, gilipollas!
- Pero…
- ¡Lárgate ya
anda!
El
chico se alejó en silencio y Eva respiró más tranquila; solo le faltaba que
aquel tío publicara una vergonzosa foto suya para que Iván la viera en las
redes sociales, y se carcajeara a su costa el, Alberto, y toda la facultad de
económicas.
Cuando por
fin llegó a casa se sentó en un sillón del salón. Estaba agotada, pero bueno,
siendo el primer día era normal. Entonces apareció Alberto.
- ¿Te has
apuntado al gimnasio Eva? – le preguntó al verla en chándal.
- Sí.
- Haces muy
bien, esa es la actitud. Ya verás como ya mismo te sientes de puta madre.
- ¿Estás
seguro?
- Por
supuesto.
- No hay
nada que te haga sentir mejor que ver una peli desde el sofá mientras te comes
una tableta de chocolate. Eso, y echar un polvo con la persona que amas.
Después de esas dos cosas, el gimnasio es una porquería.
Entonces Alberto
rió a carcajadas.
Eva, a pesar
de todo había seguido yendo al gimnasio varias veces en semana, pero para
disimular que estaba perdiendo peso, había seguido usando su misma ropa ancha.
De ese modo el cambio se notaría más cuando se lo hiciera, y por fin el día
había llegado.
Muy temprano
se dirigió al centro de belleza. No dijo nada a nadie, solo lo sabían sus
padres.
Bastantes
horas después, Eva entró en casa.
Le habían
depilado las cejas, la habían maquillado y puesto extensiones, y luego, como
no, había cambiado sus gafas por una lentillas. Después se compró ropa y
zapatos de tacón alto, así que no parecía la misma.
El cambio
era tan grande que Alberto se levantó y rápidamente se acercó a ella.
- ¿Eva? ¿En
serio eres tú?
-Claro
tonto, quien iba a ser.
- Es que
estás guapísima, en serio. ¿Qué te has hecho?
Mientras
Alberto hablaba, Eva vio venir a Iván hacia ella.
- Pues… me
he cambiado el look, - dijo nerviosa.
- Eva, que
sorpresa más agradable, - le dijo Iván mirándola con una sonrisa irresistible,
- estás sencillamente preciosa.
- Muchas…
gracias Iván, -tartamudeó.
- Joder tía,
estás buenísima, - bromeó Lina acercándose a ella.
Eva rió
nerviosa; no estaba acostumbrada a ser el centro de atención.
- ¿Y qué has
hecho con tus gafas? ¿Te has puesto lentillas?
- Si.
- ¿Y el
pelo?
- Me han
hecho unos arreglillos, nada más. Ya sabes, renovarse o morir, pero salvo las
extensiones del pelo, todo es mío, jaja.
- Las
extensiones también son tuyas, las habrás pagado ¿no?
- Por
supuesto.
- Pues estás
genial. Merecerías que te llevaran por ahí a celebrarlo, ¿verdad Iván?
Él se
la quedó mirando en silencio, fijamente, y ella sintió como si aquella fuera la
primera vez que la veía de verdad, la primera vez que reparaba en ella como
mujer.
Despacio
se acercó a ella, lo cual la hizo sentir tímida.
- Eva.
- ¿Si?
Ella pensó
consternada que ahora le haría un cumplido normal y corriente y a continuación
seguiría pasando de ella como siempre.
- De modo
que el patito feo resultó ser un cisne ¿no? – le dijo Iván sin dejar de
mirarla.
- ¿Tu crees?
- Estoy
seguro. Eres preciosa, y Lina tiene razón; ¿te gustaría que saliéramos por ahí
a celebrarlo? Ya mismo van a poner el festival de verano y tendremos más tiempo
libre. Y luego iríamos a un sitio más… íntimo, ¿te apetece?
El corazón
de Eva latía tan fuerte que parecía que se le iba a salir por la boca. Le
parecía estar soñando.
- Por
supuesto que me apetece Iván. Me encantará…
Continuará
Por favor no tardes mucho en subir el siguiente capitulo!! O la historia entera!! Esque no soy de esas personas que leen un capitulo del libro y lo dejaaa!!😂😛
ResponderEliminarNo te preocupes que el lunes pondré el siguiente. Gracias por comentar.
EliminarYa estoy esperando con impaciencia de que llegue el lunes para poder leer el próximo capitulo. !!!Genial!!
ResponderEliminarAy! de repente me cae mal Ivan,todo este tiempo sin hacerle caso a Eva y ahora que está tan linda parece que se la quiere llevar al huerto el primer día... pero bueno me puedo equivocar. Besines.
ResponderEliminarNo eres la única a la que le cae mal Iván, jaja.
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