- Sorpresa
chicos, mirad a quien me he encontrado y que si os parece bien se va a venir a
vivir aquí con nosotros. Se llama Nerea y nos conocemos desde niños, ya que
nuestros padres eran vecinos, -dijo Iván.
- Encantada,
-sonrió ella a todos, - ¿dónde puedo dormir?, lo digo para ir instalándome.
- Si
quieres, en mi cuarto hay otra cama, si no te importa compartir habitación,
claro, - le dijo Lina.
- Que va, no
me importa, será perfecto, -sonrió la recién llegada.
Mientras
tanto, Eva sentía que moría un poco, bueno, al menos sus ilusiones, y encima
Lina la ayudaba a quedarse ofreciéndole su cuarto.
Iván y
Nerea se sentaron en el salón con los demás y la charla se generalizó. El fue
presentándoselos a todos y ella, muy simpática, charlaba con ellos para
conocerlos mejor. Eva por su parte procuró mantenerse al margen de todo. Se
notaba perfectamente que los dos se conocían de toda la vida y que compartían
recuerdos, anécdotas y demás, así que, después de la llegada de ella, Eva pensó
que de nuevo no tendría ninguna posibilidad con Iván.
En
vista de que toda la atención la acaparaba la recién llegada y estaba
hablándoles de si misma, de sus estudios de magisterio y demás, Eva se levantó
y se fue para su cuarto sin decir nada.
Ahora
que se había quitado un poco los complejos de encima y había mejorado su
aspecto, llegaba aquella chica para arruinarlo todo, porque estaba segura que
estando ella allí, Iván ya no volvería a mirarla dos veces seguidas.
Para
tratar de olvidar aquel tema se puso a estudiar un poco de anatomía. El
esqueleto le recordó que aquello era lo único que tenía en común con aquella
rubia.
Momentos
después entró Iván en su cuarto.
- Vaya,
estudiando anatomía ¿no?
- Sí, tengo
un examen dentro de poco.
Eva se
volvió hacia él y lo miró de frente. Si había algo que odiaba es que se fueran
por las ramas.
- ¿Qué pasa
Iván? ¿Quieres algo?
- Si,
es que verás, acabo de reencontrarme con Nerea, somos amigos de la infancia, y
quiero ayudarla a adaptase aquí, pasar tiempo con ella ¿comprendes? Así que… de
momento no vamos a poder quedar como hablamos.
- Espero que
no te importe. Más adelante podremos quedar tu y yo ¿vale? – sonrió sin darse
cuenta de que a ella se le caía el alma a los pies.
Cuando el
salió de su cuarto, a ella casi no le salían las palabras.
Y
efectivamente aquella tarde Iván salió con Nerea.
Eva
los vio de ir mientras sentía que las lágrimas surcaban su rostro. Todas sus
ilusiones se habían venido abajo como un castillo de naipes.
Sin ganas de
nada se metió en su cuarto.
Era
increíble como algunas conseguían fácilmente lo que a otras les costaba un
imperio. Era triste pero era así.
Salir con un
pibón como esa Nerea era más apetecible para Iván que salir con ella, y si ya
habían quedado se anulaba la cita y punto, ¿qué importaba?
Eva
recordó todos sus esfuerzos por cambiar, el gimnasio, la dieta, los gastos en
peluquería, estética, ropa… todo para gustarle a Iván, y ahora llegaba una
amiga de la infancia convertida en un monumento, y él se olvidaba completamente
de ella y se iba con la otra.
Eva se
cambió de ropa rápidamente y salió de la casa dispuesta a seguir a la parejita.
Sabía
que no debía estar haciendo aquello, pero sentía una curiosidad incontrolable
por saber dónde iba a llevarla Iván y que pasaría entre ellos.
Y un
momento después se desilusionaba más porque él la llevó al festival de verano,
aquel al que le prometió llevarla a ella. Triste y desde la distancia los miró
sin ser vista. Estaban patinando, y encima doña perfecta lo hacía bien.
Luego
los vio agarrarse de las manos y patinar juntos; charlaban, se reían… y Eva
llegó a la conclusión de que se estaba torturando inútilmente.
De
modo que dando media vuelta se fue corriendo a casa.
Al llegar
Lina la abordó:
- Bueno qué,
te has dado cuenta de que estabas haciendo el ridículo y te has venido ¿no? –le
dijo.
- Más o
menos. Se la ha llevado al festival de verano Lina, al que prometió llevarme a mí,
-se quejó.
- Ya, pero
aunque tú ahora estás muy bien, no creo que puedas competir con ella, aparte de
que se conocen de toda la vida y querrán pasar tiempo juntos.
- Si ya, me
se la historia.
Eva se fue a
su cuarto y se sentó en la cama.
También se
había ido del festival para evitar verlos besarse si es que eso llegaba a
producirse.
Ellos
estarían allí pasándoselo bien mientras ella rumiaba su fracaso.
Era
inútil engañarse: Iván no estaba interesado en ella y nunca sería suyo, y
cuanto antes aceptara aquella realidad, tanto mejor.
Continuará
Pobre Eva,que desilusión.
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