lunes, 4 de abril de 2016

Capítulo 3

Eva estuvo más contenta e ilusionada que en toda su vida hasta que, varios días después Iván apareció con una rubia explosiva: alta, guapísima, ojos grises, rubia natural y un tipazo de vértigo.


- Sorpresa chicos, mirad a quien me he encontrado y que si os parece bien se va a venir a vivir aquí con nosotros. Se llama Nerea y nos conocemos desde niños, ya que nuestros padres eran vecinos, -dijo Iván.

- Encantada, -sonrió ella a todos, - ¿dónde puedo dormir?, lo digo para ir instalándome.


- Si quieres, en mi cuarto hay otra cama, si no te importa compartir habitación, claro, - le dijo Lina.
- Que va, no me importa, será perfecto, -sonrió la recién llegada.


Mientras tanto, Eva sentía que moría un poco, bueno, al menos sus ilusiones, y encima Lina la ayudaba a quedarse ofreciéndole su cuarto. 


Iván y Nerea se sentaron en el salón con los demás y la charla se generalizó. El fue presentándoselos a todos y ella, muy simpática, charlaba con ellos para conocerlos mejor. Eva por su parte procuró mantenerse al margen de todo. Se notaba perfectamente que los dos se conocían de toda la vida y que compartían recuerdos, anécdotas y demás, así que, después de la llegada de ella, Eva pensó que de nuevo no tendría ninguna posibilidad con Iván.


En vista de que toda la atención la acaparaba la recién llegada y estaba hablándoles de si misma, de sus estudios de magisterio y demás, Eva se levantó y se fue para su cuarto sin decir nada.


Ahora que se había quitado un poco los complejos de encima y había mejorado su aspecto, llegaba aquella chica para arruinarlo todo, porque estaba segura que estando ella allí, Iván ya no volvería a mirarla dos veces seguidas.


Para tratar de olvidar aquel tema se puso a estudiar un poco de anatomía. El esqueleto le recordó que aquello era lo único que tenía en común con aquella rubia.


Momentos después entró Iván en su cuarto.
- Vaya, estudiando anatomía ¿no?
- Sí, tengo un examen dentro de poco.


Eva se volvió hacia él y lo miró de frente. Si había algo que odiaba es que se fueran por las ramas.
- ¿Qué pasa Iván? ¿Quieres algo?


- Si, es que verás, acabo de reencontrarme con Nerea, somos amigos de la infancia, y quiero ayudarla a adaptase aquí, pasar tiempo con ella ¿comprendes? Así que… de momento no vamos a poder quedar como hablamos.


- Espero que no te importe. Más adelante podremos quedar tu y yo ¿vale? – sonrió sin darse cuenta de que a ella se le caía el alma a los pies.
Cuando el salió de su cuarto, a ella casi no le salían las palabras.


Y efectivamente aquella tarde Iván salió con Nerea.


Eva los vio de ir mientras sentía que las lágrimas surcaban su rostro. Todas sus ilusiones se habían venido abajo como un castillo de naipes.


Sin ganas de nada se metió en su cuarto.
Era increíble como algunas conseguían fácilmente lo que a otras les costaba un imperio. Era triste pero era así.
Salir con un pibón como esa Nerea era más apetecible para Iván que salir con ella, y si ya habían quedado se anulaba la cita y punto, ¿qué importaba?


Eva recordó todos sus esfuerzos por cambiar, el gimnasio, la dieta, los gastos en peluquería, estética, ropa… todo para gustarle a Iván, y ahora llegaba una amiga de la infancia convertida en un monumento, y él se olvidaba completamente de ella y se iba con la otra.


Eva se cambió de ropa rápidamente y salió de la casa dispuesta a seguir a la parejita.


Sabía que no debía estar haciendo aquello, pero sentía una curiosidad incontrolable por saber dónde iba a llevarla Iván y que pasaría entre ellos.


Y un momento después se desilusionaba más porque él la llevó al festival de verano, aquel al que le prometió llevarla a ella. Triste y desde la distancia los miró sin ser vista. Estaban patinando, y encima doña perfecta lo hacía bien.


Luego los vio agarrarse de las manos y patinar juntos; charlaban, se reían… y Eva llegó a la conclusión de que se estaba torturando inútilmente.


De modo que dando media vuelta se fue corriendo a casa.


Al llegar Lina la abordó:
- Bueno qué, te has dado cuenta de que estabas haciendo el ridículo y te has venido ¿no? –le dijo.
- Más o menos. Se la ha llevado al festival de verano Lina, al que prometió llevarme a mí, -se quejó.
- Ya, pero aunque tú ahora estás muy bien, no creo que puedas competir con ella, aparte de que se conocen de toda la vida y querrán pasar tiempo juntos.
- Si ya, me se la historia.


Eva se fue a su cuarto y se sentó en la cama.
También se había ido del festival para evitar verlos besarse si es que eso llegaba a producirse.
Ellos estarían allí pasándoselo bien mientras ella rumiaba su fracaso.


Era inútil engañarse: Iván no estaba interesado en ella y nunca sería suyo, y cuanto antes aceptara aquella realidad, tanto mejor.


Continuará

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