jueves, 14 de abril de 2016

Capítulo 6

Sin saber a ciencia cierta lo que hacía y mucho menos donde iría, Eva cogió su coche y lo puso en marcha alejándose de la casa.


Iván entonces cogió el suyo y la siguió a gran velocidad, tanta, que pocos minutos después perdía en control y se escuchaba un golpe fuerte y ensordecedor.


Eva detuvo al instante su coche y se acercó al sitio. Entonces vio el coche de Iván estrellado contra un árbol y ardiendo en llamas.


Comenzando a llorar tristemente se dio cuenta de que Iván seguramente acababa de perder la vida allí mismo. ¡Dios! ¿por qué?


Eva observó el coche y sintió ganas de acercarse; no veía el cuerpo de Iván pero lo más probable es que con el impacto se hubiera caído hacia el asiento de al lado. Sentía ganas de acercarse más y tratar de rescatarlo si se podía, pero el coche ya estaba ardiendo y la prudencia le aconsejaba que no arriesgara su vida por alguien que ya había perdido la suya.


Rápidamente sacó su móvil y llamó para informar del accidente.


Bastante rato después, Eva llegó a casa. Al instante se le acercaron Lina y Alberto para saber qué había pasado tras salir ambos corriendo. Al ver a este último, a Eva se le revolvieron las tripas; no tenía ganas ni de mirarlo a la cara.

- ¿Que ha pasado Eva? – le preguntó Lina.


Ella comenzando a llorar inclinó la cabeza.
- Él iba detrás de mío corriendo mucho y al parecer perdió el control y… se estrelló contra un árbol.


Al instante los ojos de Alberto se llenaron de lágrimas y una expresión de infinita tristeza se dibujó en su cara.
Fue a hablar pero el llanto y la congoja le impidieron abrir la boca.


Llamé por teléfono rápidamente y vino la policía, los bomberos, una ambulancia… - siguió relatando Eva, - la policía me preguntó qué había ocurrido, por eso he tardado más.
- ¿Y… Iván? – preguntó Lina casi sin atreverse.
- No lo sé, estaban apagando el fuego y después lo sacarían… supongo. 


Alberto, sin poder aguantar las ganas de llorar,  se alejó hacia el cuarto de su amor para poder derrumbarse a solas.
- Esto ha sido… horrible Lina, - le dijo Eva llorando.
- Ya lo sé, tranquila.


Mientras tanto en el cuarto de Iván, Alberto lloraba desconsoladamente.
Un rato antes ambos hacían el amor apasionadamente, y ahora su amado no existía.
Iván lo era todo para él desde hacía años; ¿cómo iba a poder seguir adelante sin él?


Entonces vinieron a su mente tantas y tantas veces como, en aquel mismo cuarto se habían encontrado a escondidas y se habían besado y hecho el amor ardientemente.


¿Cuántas veces le había advertido de que su ambición le podía llevar a la ruina? Pero Iván nunca había hecho caso. Decía que después de conseguido su objetivo ambos vivirían mejor, como reyes.
¿Y ahora qué? ¿Cómo encarar la vida sin aquellos ojos azules que lo miraban llenos de pasión y deseo, sin aquella boca que no se cansaba de besar la suya y que le había confesado una y mil veces que lo amaba solo a él? 


Mientras tanto afuera en el salón, Eva y Lina charlaban sobre todo lo ocurrido.
- Ha sido un día terrible, - dijo Eva, - primero la muerte de Nerea, luego vengo y me encuentro a Iván haciéndoselo con ese, y ahora el accidente que le cuesta la vida.
- Te dije que no te fiaras de él ¿recuerdas?- le dijo Lina.


- Ya lo sé pero parecía tan sincero…
- Es lo que querías ver Eva. A veces nos cegamos, sobre todo en el amor.
- Ya lo sé. Aún me parece mentira que ni él ni Nerea estén ya, sobre todo él, porque lo de Nerea lo veíamos venir. 
- Me parece que lo de Iván te ha dolido menos porque acababas de verlo haciéndoselo con Alberto, ¿me equivoco?
- No me lo nombres anda, ojalá no tuviera que volver a mirarlo a la cara.


Pero Eva sí tuvo que volver a mirarlo a la cara y hablar con él, concretamente unos días después.
Cuando Alberto se sintió por fin un poco más recuperado, quiso hablar con ella, y aunque Eva no tenía ni pizca de ganas, accedió.
Ella se sentó a su lado pero sin mirarlo siquiera; solo tenía que cerrar los ojos y lo veía de nuevo allí, en la cama de Iván, gimiendo de gusto mientras el otro se lo hacía y le susurraba palabras de amor.
- Eva, ya sé que no tienes ganas de estar aquí ni de escucharme, pero hay cosas que quiero que sepas, - comenzó a decirle Alberto. 


- Iván y yo llevábamos años saliendo juntos ¿sabes? Concretamente desde los dieciséis años. Nos… adorábamos, pero él era muy ambicioso, demasiado, y si empezó a salir contigo fue porque se enteró de lo de la herencia de tu abuelo. Él estaba dispuesto a fingir y hacer lo que fuera para ser rico y tener dinero, y luego compartir todo eso conmigo. Me lo dijo una y mil veces durante años. Al encontrarse con Nerea pensó que ella y su familia tendrían pasta, por eso quedaba con ella, y luego fuiste tú. ¿Cómo crees que me sentía yo cuando os veía salir? Contigo o con la que fuera, daba igual. Por eso hace poco me quejé y se lo dije, y fingió estar constipado para no ir contigo al hospital y quedarse aquí a mi lado. Estos últimos días… han sido los mejores de mi vida, - murmuró recordando las de veces que se habían besado en aquel mismo sofá.


Eva lo escuchó seria y sin mirarlo. Cada palabra suya, cada verdad revelada había hecho pedazos sus recuerdos.
Iván nunca la había querido, ni siquiera le había gustado ella. Su verdadero amor estaba allí a su lado, con el sí había hecho el amor, y viviría con el recuerdo de aquella imagen en su mente, la imagen de ellos dos juntos el día que Nerea se fue para siempre, cuando lo perdió a él y al amor que pensó que tenía, cuando se mató en aquel estúpido accidente. Y viviría para lamentar todo aquello.


Continuará

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