Eva volvió a casa con otro estado de ánimo, y al llegar vio a Iván en la cocina a punto de prepararse la comida.
Entonces, mientras caminaba hacia su cuarto, lo miró con una sonrisa de satisfacción. A ver cómo se quedaba su amiguita Nerea cuando ella hablara con aquel profesor e hiciera lo que fuera para convencerlo de que la suspendiera.
Varios días
después pudo hablar con el profesor de Nerea.
- Buenos
días, ¿es usted Don Arturo, el profesor de psicología de la educación?
- Si. No
recuerdo haberla visto en mis clases.
- Ya, es que
no estudio aquí, pero necesitaría hablar con usted un momento.
- Pues
me pilla mal ahora; hoy hace un año que falleció mi esposa y van a venir mis
hijos a casa, nos vamos a reunir todos y me traerán a los nietos. No puedo
entretenerme.
- Si claro,
lo comprendo, pero otro día tal vez…
- Oh si, por
supuesto, - la interrumpió el, - otro día estaré encantado de atenderla. Buenos
días señorita.
Al
llegar a casa, Eva vio a Iván sentado en el sofá. No supo que fue, pero quizás
su postura o su actitud le dijeron que había algo que no iba bien.
Tal vez
debía ignorarlo y pasar de él; al fin y al cabo él había pasado de ella, pero
no pudo, así que se acercó.
- Hola Iván,
¿estás bien?, ¿te pasa algo?
- Hace poco
Nerea se notó un bulto en un pecho. Fue al médico y ahora acaban de comunicarle
que tiene cáncer, - le dijo el muy serio.
- Bueno pero
hay muchas mujeres que lo superan, les ponen quimioterapia, se operan y se
ponen bien, -trató de animarlo.
- No es solo
el cáncer de pecho Eva, le han dicho que tiene… digamos… ramificaciones en los
pulmones, el páncreas… y es un cáncer muy malo, de esos que…
- No lo
digas Iván, - lo interrumpió ella comenzando a sentirse mal.
- Y con todo
esto no le está yendo muy bien en algunas asignaturas, lo cual es lógico dadas
las circunstancias, pero ella no lo lleva muy bien. Siempre ha sido una buena
estudiante.
Eva guardaba
un respetuoso silencio, pero interiormente se sentía cada vez peor; mientras
ella planificaba una venganza contra Nerea, a ella le diagnosticaban un cáncer
maligno.
Penoso y
lamentable.
- Si
supieras la pena que me da que una chica tan joven, guapa y simpática como
ella… se pueda ir…
- Por favor
Iván, no pienses eso. Ella tiene que luchar, y vamos a estar a su lado ¿de
acuerdo? – trató de animarlo.
Nerea empezó
a recibir sesiones de quimioterapia, y lo cierto es que lo pasaba fatal.
Después y a consecuencia de ello, su físico empezó a deteriorarse. Una tarde
apareció en casa con un pañuelo liado en la cabeza. Toda su abundante y
preciosa melena rubia había desaparecido.
Alberto, Eva
y Lina, que eran los que en ese momento estaban en casa, se le acercaron
mirándola extrañados y sin saber a ciencia cierta que decirle.
- Nerea… -
murmuró Lina.
- Hola
chicos.
- Te has
rapado todo el pelo ¿verdad? –le dijo Eva.
- Si, se me
estaba cayendo a manojos, y me aconsejaron que cortara por lo sano, así que…
- Que
lástima de cabello, con lo bonito que lo tenías, - murmuró Lina.
- Bah, no
tiene importancia, el pelo vuelve a crecer.
- Con
pelo o sin él, tu nunca serás más guapa que ahora Nerea, la belleza no está en
el exterior, no lo olvides preciosa, - le dijo Alberto emocionado.
Sin que le
salieran las palabras, Nerea se metió en el cuarto de baño y se miró al espejo.
Después respiró hondo.
- Bueno
Nerea, - se dijo a sí misma, - esto es lo que hay. Se acabaron tus planes, tus
estudios, y todo por lo que luchabas.
- Y aunque
ahora estás luchando por vencer a esta enfermedad, me parece que es una batalla
perdida de antemano.
En silencio
observó su rostro. Seguía siendo muy bonita, eso era indudable, pero aquellas
ojeras o sombras alrededor de los ojos, jamás las había tenido hasta ahora.
Poco
tiempo después operaron a Nerea y Eva se llegó a verla al hospital. Dado que
ella estudiaba medicina, conocía a bastante personal de allí.
Eva
subió a la planta de oncología y se dirigió a la habitación que ocupaba Nerea.
Antes
de abrir la puerta se detuvo y tomó aliento. Las visitas a aquellos enfermos no
solían ser agradables, y más cuando era una persona a la que se conocía, no un
simple enfermo al que se ve haciendo las practicas.
Al
entrar vio a Nerea tendida en la cama y
rodeada de aparatos y cables.
Se la veía
tan vulnerable… - pensó Eva. Y pensar que al principio la consideraba como una
rival…
Ya apenas
quedaba nada de aquella chica explosiva que parecía querer comerse el mundo. Su
mal aspecto la deprimió.
Se sentó
junto a Iván con expresión triste.
- ¿Qué tal
la operación?
- Mal Eva,
está… invadida.
- Joder,
maldita sea…
Entonces él
la miró.
- Si quieres
cuando nos vayamos de aquí podemos ir a tomarnos algo, si te parece, - le
propuso.
Ella jamás
imaginó que él le volvería a proponer una cita ni nada parecido.
- Pues…
Continuará
¡Menudo capítulo! La verdad es que desde un primer momento pensaba que la idea de la venganza era muy mala, no iría por buen camino, pero cuando se supo lo del cáncer fue un jarro de agua fría. La historia ha dado un cambio radical y estoy con la intriga de ver cómo seguirá.
ResponderEliminarPues entonces no te pierdas el siguiente capítulo, que es cuando se empieza a liar gorda.
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