domingo, 25 de octubre de 2015

Capítulo 11

David no había vuelto a casa en toda la noche.
Helen pintaba por la mañana cuando el entró en casa. Entonces dejó los pinceles y se volvió hacia el.


- ¿Se puede saber por qué no has vuelto a casa en toda la noche David? - le preguntó ella seria.


- Anoche me desafiaste Helen, me desobedeciste y saliste con ese maricón que tenemos por vecino, - le espetó.


- ¿Estás insinuando que la culpa es mía, que no volviste a casa porque yo había quedado con Frank?


- Tu misma, - respondió con cara adusta y enfadada, - si haces lo que te da la gana no esperes menos de mi.
- ¿Y donde te metiste toda la noche, se puede saber? Porque no me vendrás ahora con el cuento de que estuviste trabajando.


- Paso de ti y de darte explicaciones, - contestó el alejándose de ella indiferente, - vete con tu amiguito el maricón, a ver si te pone tan cachonda como yo.


Aquella noche Nelson espiaba la casa de Helen desde detrás del árbol que había frente a su vivienda. Si ella y su marido salían juntos de la casa, obviamente se iría, pero si tenía un poco de suerte y aquel cabrón seguía siendo un imbécil, se iría solito, y entonces el tendría el campo libre, llamaría a Helen y se la llevaría a su casa.
Menudo idiota, - se dijo pensando en el marido de ella, - porque había que ser un gilipollas para desatender a una mujer como Helen.


En aquel momento, en el silencio de la noche se escuchó el crujir de unas pisadas, las cuales resultaron ser de Frank que se aproximaba a el con una sonrisa.


- Hola, buenas noches, ¿tu nombre es Nelson verdad?
- Si, y tu eres Frank, el vecino amigo de Helen, - lo saludó.


- Exactamente. Es que volvía a casa y te he visto. ¿Estás esperándola por casualidad?
- Pues... depende. Si sale con su marido por un casual por supuesto me largo.


- Pero si el se marcha por su cuenta, la llamo y me la llevo a mi casa.
- Que tío mas estúpido, en serio, - le dijo Frank, - es que no lo puedo ni ver.
- Ni yo, - repuso serio.
- ¿Quieres a Helen? Perdona si me entrometo, pero es que le he cogido mucho cariño.
- Si Frank, la quiero con toda mi alma.


- Me alegro, y espero que algún día estéis juntos y la hagas muy feliz; se lo merece.
- Gracias Frank, eres un buen amigo.


En aquel momento dejaron de hablar y guardaron silencio al ver salir a David solo de la casa.
- Mira, ahí está, - susurró apenas Frank.
- Ya lo veo.


- ¿Que demonios está esperando ahí? - dijo Nelson extrañado.
- Eso digo yo.
Ambos habían esperado que el se fuera y ya está, pero en contra de sus expectativas, David se quedó en la esquina esperando, ¿pero el qué? Esa era la cuestión.


Y momentos después de despejó la incógnita cuando vieron salir a Sarah toda arreglada.
- No me lo puedo creer, - dijo Frank.
- ¿Quien es ella?
- Es Sarah, otra vecina y que encima es amiga de Helen.


- Y por lo que se ve... si, es a ella a quien esperaba David.
- Pues fíjate como va.
- Ya, escotazo y minifalda a tope, menuda guarra, sobre todo porque se lo está haciendo con el marido de su amiga. No me lo puedo creer.


- Míralos como se abrazan, - continuó diciendo en voz baja Frank, - ¿ves como están juntos?
- Ya... - las emociones de Nelson eran indescifrables. Era una mezcla de rabia y odio. Aquel cabrón tenía a Helen, ella era su mujer, y encima se permitía el lujo de ponerle los cuernos con la amiga de ella.


- Menudo hijo de puta... - dijo Frank asombrado, - y encima mira como se morrean. Con razón tarda siempre tanto y casi nunca tiene tiempo para Helen.
- Le pone los cuernos, era de esperar, - Nelson se estaba sintiendo peor por momentos.


Menos mal que unos minutos después vino un taxi a recogerlos y se fueron.


- Nelson, ¿te encuentras bien? Te has quedado pálido y parece como si tuvieras mala cara, - Frank se había vuelto hacia el y lo miraba preocupado.
- Ya está, no pasa nada. Es que ese hijo de puta me pone malo, lo siento.


- Ya, te comprendo, - le sonrió.
- Encima que tiene a Helen, que es su mujer, se permite el lujo de engañarla con su misma amiga.
- Lo suyo no tiene nombre, pero bueno, míralo por el lado positivo. Te ha dejado el campo libre. Llámala y queda con ella. Hazla feliz.
- Te aseguro que si ella me deja lo haré. Gracias Frank, después de todo ha sido divertido hacer de espía contigo.
Frank se echó a reír, luego se despidió y se fue a casa.


Mientras el vecino de Helen se alejaba, Nelson se dispuso a llamarla a ella para decirle que la esperaba fuera. La noche no había hecho mas que empezar.


Continuará

1 comentario:

  1. Típico, liarse con la mejor amiga de su mujer y típico de las amigas ecapricharse del marido de sus amigas.(el placer del fruto prohibido )

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