David no había vuelto a casa
en toda la noche.
Helen pintaba por la mañana
cuando el entró en casa. Entonces dejó los pinceles y se volvió hacia el.
- ¿Se puede saber por qué no has vuelto a casa en
toda la noche David? - le preguntó ella seria.
- Anoche me desafiaste Helen, me desobedeciste y
saliste con ese maricón que tenemos por vecino, - le espetó.
- ¿Estás insinuando que la culpa es mía, que no
volviste a casa porque yo había quedado con Frank?
- Tu misma, - respondió con
cara adusta y enfadada, - si haces lo que te da la gana no esperes menos de mi.
- ¿Y donde te metiste toda la
noche, se puede saber? Porque no me vendrás ahora con el cuento de que
estuviste trabajando.
- Paso de ti y de darte explicaciones, - contestó
el alejándose de ella indiferente, - vete con tu amiguito el maricón, a ver si
te pone tan cachonda como yo.
Aquella noche Nelson espiaba
la casa de Helen desde detrás del árbol que había frente a su vivienda. Si ella
y su marido salían juntos de la casa, obviamente se iría, pero si tenía un poco
de suerte y aquel cabrón seguía siendo un imbécil, se iría solito, y entonces
el tendría el campo libre, llamaría a Helen y se la llevaría a su casa.
Menudo idiota, - se dijo
pensando en el marido de ella, - porque había que ser un gilipollas para
desatender a una mujer como Helen.
En aquel momento, en el silencio de la noche se
escuchó el crujir de unas pisadas, las cuales resultaron ser de Frank que se
aproximaba a el con una sonrisa.
- Hola, buenas noches, ¿tu
nombre es Nelson verdad?
- Si, y tu eres Frank, el
vecino amigo de Helen, - lo saludó.
- Exactamente. Es que volvía
a casa y te he visto. ¿Estás esperándola por casualidad?
- Pues... depende. Si sale
con su marido por un casual por supuesto me largo.
- Pero si el se marcha por su
cuenta, la llamo y me la llevo a mi casa.
- Que tío mas estúpido, en
serio, - le dijo Frank, - es que no lo puedo ni ver.
- Ni yo, - repuso serio.
- ¿Quieres a Helen? Perdona
si me entrometo, pero es que le he cogido mucho cariño.
- Si Frank, la quiero con
toda mi alma.
- Me alegro, y espero que
algún día estéis juntos y la hagas muy feliz; se lo merece.
- Gracias Frank, eres un buen
amigo.
En aquel momento dejaron de
hablar y guardaron silencio al ver salir a David solo de la casa.
- Mira, ahí está, - susurró
apenas Frank.
- Ya lo veo.
- ¿Que demonios está
esperando ahí? - dijo Nelson extrañado.
- Eso digo yo.
Ambos habían esperado que el
se fuera y ya está, pero en contra de sus expectativas, David se quedó en la
esquina esperando, ¿pero el qué? Esa era la cuestión.
Y momentos después de despejó
la incógnita cuando vieron salir a Sarah toda arreglada.
- No me lo puedo creer, -
dijo Frank.
- ¿Quien es ella?
- Es Sarah, otra vecina y que
encima es amiga de Helen.
- Y por lo que se ve... si,
es a ella a quien esperaba David.
- Pues fíjate como va.
- Ya, escotazo y minifalda a
tope, menuda guarra, sobre todo porque se lo está haciendo con el marido de su
amiga. No me lo puedo creer.
- Míralos como se abrazan, -
continuó diciendo en voz baja Frank, - ¿ves como están juntos?
- Ya... - las emociones de
Nelson eran indescifrables. Era una mezcla de rabia y odio. Aquel cabrón tenía
a Helen, ella era su mujer, y encima se permitía el lujo de ponerle los cuernos
con la amiga de ella.
- Menudo hijo de puta... -
dijo Frank asombrado, - y encima mira como se morrean. Con razón tarda siempre
tanto y casi nunca tiene tiempo para Helen.
- Le pone los cuernos, era de
esperar, - Nelson se estaba sintiendo peor por momentos.
Menos mal que unos minutos después vino un taxi a
recogerlos y se fueron.
- Nelson, ¿te encuentras
bien? Te has quedado pálido y parece como si tuvieras mala cara, - Frank se
había vuelto hacia el y lo miraba preocupado.
- Ya está, no pasa nada. Es
que ese hijo de puta me pone malo, lo siento.
- Ya, te comprendo, - le
sonrió.
- Encima que tiene a Helen,
que es su mujer, se permite el lujo de engañarla con su misma amiga.
- Lo suyo no tiene nombre,
pero bueno, míralo por el lado positivo. Te ha dejado el campo libre. Llámala y
queda con ella. Hazla feliz.
- Te aseguro que si ella me
deja lo haré. Gracias Frank, después de todo ha sido divertido hacer de espía
contigo.
Frank se echó a reír, luego
se despidió y se fue a casa.
Mientras el vecino de Helen se alejaba, Nelson se
dispuso a llamarla a ella para decirle que la esperaba fuera. La noche no había
hecho mas que empezar.
Continuará
Típico, liarse con la mejor amiga de su mujer y típico de las amigas ecapricharse del marido de sus amigas.(el placer del fruto prohibido )
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