Extrañada
alzó la cabeza, la cual le dolía, y miró a su alrededor. Por las camas y la
decoración del sitio dedujo que estaba en un hospital.
¿Qué había
pasado?
Insegura
trató de recordar, pero no lograba saber qué demonios le había ocurrido para
acabar allí, ingresada en una clínica.
Se
quedó recostada y miró a su alrededor; era la típica habitación de hospital.
Junto a la suya había otra cama pero estaba vacía en esos momentos.
Pocos
minutos más tarde entró en la habitación una chica con bata blanca, lo cual fue
un alivio porque esperaba que le pudieran dar alguna información sobre cómo
estaba y el motivo por el que estaba allí.
La chica se
acercó a ella y la miró con una sonrisa en los labios.
- Hola, por
fin te has despertado. ¿Cómo te encuentras?
- Pues
no tengo ni idea, solo sé que me duele la cabeza, - contestó, - ¿quién eres tú?
- Esto
es un hospital ¿no?, ¿eres tú la doctora? – quiso saber.
- Que va,
ojalá, -sonrió la muchacha, - soy enfermera y me llamo Rosa, y este es
efectivamente un hospital.
- Ah, ¿y
dónde estamos?
- ¿No lo
recuerdas?, -preguntó la enfermera extrañada.
- Que va, no
tengo ni la más remota idea de donde estoy ni que hago aquí.
- ¿No sabes
lo que te ocurrió? ¿Cómo te llamas?
- Pues… -la
chica pareció rebuscar en su mente, - no lo sé.
- ¿No
recuerdas lo que te pasó?
- No.
- ¿Y tu
nombre?, sabes quién eres ¿no? – se interesó preocupada la enfermera.
- Pues… no,
no se…
Rosa la miró
con ojos nuevos y preocupación evidente.
- ¿Entonces
no recuerdas quien eres ni lo que te pasó? – le preguntó extrañada.
- Pues no,
no tengo ni idea.
- No te
preocupes, -le dijo Rosa, - tú ibas en un tren y este ha tenido un accidente.
El golpe que te diste en la cabeza puede que te haya provocado una amnesia
temporal. Mañana te harán algunas pruebas, pero estate tranquila que
recuperarás la memoria tarde o temprano.
- Gracias
enfermera.
Una
semana más tarde, mucho más recuperada, la chica había salido a dar un paseo
por el patio del hospital y se había sentado en un banco al sol.
-
Rosa, la enfermera, se aproximó a donde estaba ella; estaba deseando saber los
resultados de las pruebas, y si habían logrado recuperar sus documentos. Así
por lo menos sabría cómo diablos se llamaba o donde vivía.
- Hola, - la
saludó Rosa, -¿qué tal te encuentras esta mañana? Te veo muy recuperada.
- Gracias.
Físicamente me siento muy bien, ya no me duele la cabeza, pero estoy algo
impaciente.
Y
mirándola añadió: - ¿se saben los resultados de las pruebas?
- Si, -
contestó la enfermera, - todos son positivos y con unos resultados excelentes. ¿Sigues
sin recordar quién eres?
- Si, por
mucho que le doy vueltas a la cabeza, no me acuerdo de nada.
Pensativa,
la enfermera se sentó en el banco junto a ella.
- El golpe
que te diste en la cabeza ha debido provocarte la amnesia, o tal vez algo que
te haya ocurrido haya influido para ello, vete a saber, - reflexionó.
- Creo
que te van a dar el alta si no hoy, mañana. ¿Qué vas a hacer? ¿A dónde irás?
- Pues no tengo
ni idea, -contestó triste, -me siento perdida. No me acuerdo ni de mi nombre.
- ¿Cómo te
gustaría llamarte? – le preguntó Rosa.
- Lo he
estado pensando, y me gusta el nombre de Miriam.
- Muy bien,
entonces por ahora serás Miriam. Yo… he estado pensando ¿sabes? Vivo en una
casita con mi hermano. Si quieres puedes venirte a vivir con nosotros, al menos
de momento.
Miriam
volvió la cabeza como un resorte.
- ¿En serio
me estás proponiendo que me vaya a vivir con vosotros?
- Pues sí,
hay una habitación libre y la puedes ocupar.
- Jo Rosa
muchas gracias, en serio. Estaba muy angustiada porque cuando salga de aquí no
tenía a donde ir.
- Pues no te
preocupes que ya lo tienes, - contestó la enfermera mientras pensaba para sí en
lo que diría su hermano cuando se enterara de aquello.
Ahora era
ella la preocupada.
Continuará
Comienzo muy interesante de esta nueva historia. Espero con ganas el siguiente capítulo, a ver cómo sigue la cosa ^.^
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