domingo, 22 de mayo de 2016

Epílogo

Acababan de salir del cine cuando sonó el móvil de Iván.
- ¿Diga?

- Hola Iván, soy Eva. Te llamo porque…


- Escúchame Eva, -la interrumpió, -nada de lo que me digas me interesa ya. Te agradecemos que nos dijeras lo que le pasó a Lina pero yo no quiero saber nada mas de ti ¿entiendes? Te lo dije la otra vez.
- Pero es que…
- Lo siento Eva, estoy con Alberto, solo con él y para siempre, y aquello terminó cuando se estrelló mi coche. Punto.
Después cortó la llamada.


- Eva otra vez ¿no? – dijo Alberto.
- Si cariño, parece que se está poniendo pesadita.
- Como no la has dejado hablar no sabes lo que quería.
- ¿Y qué va a ser Alberto? Eva ya sabes que siempre ha ido detrás mía, y cuando te recuperé te dije que iba a estar contigo al cien por cien, para siempre, así que no me interesa Eva ni nada de ella.


- Gracias Iván, muchísimas gracias por preferirme a mí y quedarte conmigo, por no salir corriendo detrás de tus antiguas ambiciones.
- Tú y tu amor valéis más que todo eso y no quiero perderte. Te quiero.
- Yo también.



***********

La Riviera francesa era preciosa, y las vistas desde aquella casa eran magníficas.
Alberto e Iván se acercaron a aquellos amplios ventanales para contemplar el fabuloso paisaje y tratar de convencerse a ellos mismos de que aquella finca, aquella bonita y enorme casa era suya, de los dos.


- Parece mentira ¿eh? – dijo Alberto.
- Pues sí. Quien nos iba a decir que cuando Eva me llamaba era para decirme que ella y su rico marido nos regalaban esta casa de la Riviera francesa.
- Yo creo que mayormente el motivo es que se sentía muy culpable por lo que me hizo.
- Pues sí, seguro, -afirmó Iván.
- ¿Y Don Ricardo que tal sigue?
- Recuperándose, saldrá de ésta.
- No sé qué demonios le pasó a Lina para hacer aquello y pegarle un tiro a su abuelo, -reflexionó Alberto.
- Con lo buen hombre que es, y lo generoso.


- Y tanto, y encima nos ha dado una buena suma de dinero. Al final y sin proponértelo has conseguido lo que querías Iván, - sonrió Alberto.


- Lo mejor que he conseguido es a ti. Ven aquí mi amor… - sus labios se unieron besándoselos por un momento.


- Sabes que yo ya no ambicionaba nada, - Iván lo miró de cerca con inmenso cariño, - solo a ti, tenerte a ti y no perderte por nada. Todo esto, la casa, el dinero…
- Es como un premio mi amor. Justo cuando dejaste de ser ambicioso, conseguiste lo que antes querías.
- Yo siempre te he querido a ti y lo sabes, siempre. Te adoro Alberto.
- Yo también.


Fin

1 comentario: