- Ya, pero yo creo que no hacía falta ponerse como te has puesto ni insultarla ni amenazarla. Con que le hubieras dicho que no la queríamos aquí y que se largara, era suficiente, creo yo, - le dijo el melancólico y triste; el ver de nuevo a Eva le había removido todos los recuerdos, y no podía evitar pensar que, por culpa de que Iván salió corriendo tras aquella chica, su amor estaba muerto.
Alberto abandonó la fiesta y a sus compañeros de piso. Dio la vuelta a la casa y ya iba a entrar en ella cuando, sorpresivamente vio avanzar hacia el a un sonriente… ¿Iván?
Alberto
creyó estar viendo visiones o una aparición celestial. ¿Cómo era aquello
posible?
Lo estaba
viendo con sus propios ojos avanzar hacia el con su irresistible sonrisa de
siempre. Apenas podía creerlo y le daba la sensación de que aquella visión se
desvanecería de un momento a otro.
Pero Iván en
persona se acercó a él y ambos se abrazaron fuertemente.
- Iván,
¿eres… de verdad eres tú? – le dijo temblando.
- Si amor
mío, estoy aquí contigo. Por fin…
Ninguno
de los dos supo nunca cuánto tiempo estuvieron así, abrazados con fuerza, casi
con ansiedad, acariciándose mutuamente como para asegurarse de que el otro en
verdad estaba allí y era real.
Después,
Iván y Alberto se separaron lo justo y se miraron con una emoción más allá de
las palabras.
- Déjame
verte, tocarte… - los dedos de Iván le recorrían el rostro, - llevo todo este
tiempo soñando contigo y por fin estás aquí. Te he echado tantísimo de menos…
- Pues
yo… jamás podré expresar lo mal que lo he pasado. Perderte fue… lo más duro de
mi vida, - le dijo Alberto con lágrimas en los ojos. – Aún no puedo creer que
tú… estés aquí. ¿Qué pasó Iván? ¿Cómo fue que te salvaste?
-
Cuando perdí el control del coche y supe que me iba a estrellar,
instintivamente abrí la puerta y salté en marcha. Me rompí… no sé cuántos
huesos y me quedé hecho polvo. He estado todo este tiempo en el hospital
echándote de menos y deseando recuperarme para volver a ti, mi vida… - Iván
también estaba emocionado hasta las lágrimas.
- Jo, cuánto
tiempo sin estar aquí.
Iván y
Alberto habían entrado en casa para charlar más tranquilamente.
- ¿Echabas
de menos esto? – le preguntó Alberto.
-
Echaba de menos la casa, la gente, y hasta los estudios, pero sobre todo a ti
cariño, -sonrió.
- Ahora que
ya he vuelto, nada ni nadie nos impedirá estar juntos y recuperarnos el uno al
otro para siempre.
No sabes
cuánto te quiero, - susurró apasionado mientras le sonreía embobado.
Entonces
Alberto se volvió de espaldas e intentó tragar el nudo que se le había formado
en la garganta.
Decirle a
Iván lo que ya tenía en mente iba a ser lo más duro de su vida, sobre todo
después de la alegría de recuperarlo con vida.
- Esto…
Iván, yo… no creo que sea una buena idea que tú y yo… volvamos a tener una
relación.
- Pero… ¿de
qué hablas? – le dijo desconcertado, - tu y yo llevábamos juntos desde los
dieciséis años Alberto. Nos adoramos.
- Ya pero…
tu eres muy ambicioso, estás dispuesto a hacer lo que sea por conseguir dinero,
por vivir bien y yo… yo no soy así Iván. Yo solo quiero terminar mis estudios
de económicas, encontrar un trabajo y compartir mi vida con alguien que solo
esté conmigo, que me prefiera a mí y no le importe decírselo al mundo entero,
alguien que no me cambie por otra persona por muy rica que ésta sea,
¿comprendes?
- Pero…
- Y ya
sabemos que tú no eres así, -lo interrumpió.
La sonrisa
de Iván había desaparecido de su rostro. Parecía que acababan de echarle un
jarro de agua fría y jamás en toda su vida se hubiera esperado aquella
respuesta de Alberto.
- Cuando
salí disparado de mi coche lo pasé muy mal ¿sabes? He estado meses inmóvil en
una cama, en un sillón, haciendo rehabilitación, medicándome y echándote
terriblemente de menos. Y en todo este tiempo y a consecuencia de lo que me ha
ocurrido, he llegado a la conclusión de que lo único que quiero en este mundo
es a ti, Alberto, solo a ti. Tú eres mi vida y… mi único amor, para siempre.
El suspiró y
le costó volver a hablar.
- Lo siento
Iván pero… me cuesta creer que tú… hayas cambiado así y renuncies a todo lo que
ambicionabas. Si quieres puedes volver a quedarte aquí como antes pero… lo
nuestro no puede ser.
Continuará
Menuda sorpresa .
ResponderEliminarNo te lo esperabas ¿eh? jajaja
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