domingo, 6 de noviembre de 2016

Capítulo 9

- Vuelve a casa por favor, tu sitio está allí, junto a los tuyos, Miranda, - le insistió Isabel.

Ella cada vez que oía aquel nombre, pensaba que le estaba hablando a otra persona y no a ella. Ya había llegado a identificarse con el nombre de Miriam, y además le gustaba más.


- A ver, yo sé que me estáis diciendo la verdad, el parecido entre nosotras es más que evidente pero… para mí sois dos desconocidos que acabo de encontrarme ¿comprendes? Yo ahora vivo en casa de Vanessa y tengo trabajo. ¿Cómo puedo dejarlo todo para irme?


- Miranda, papá y mamá están buscándote como locos desde que desapareciste. Si yo ahora llego y les digo que te he encontrado pero que no quieres saber nada de ellos ni quieres volver, se morirán de tristeza, no lo entenderán, compréndelo.


Miriam la escuchaba en silencio y muy dudosa, y en vista de que no se decidía, Isabel le propuso otra cosa:
-Escucha Miranda, Niko y yo hemos venido a ver este partido, pero ahora mismo nos volvemos a Bridgeport.
- ¿Bridgeport?


- Si, somos de allí. No queda muy lejos. ¿Por qué no te vienes ahora con nosotros a ver a papá y a mamá? No sabes la alegría que les darás.
- ¿Y luego me podré volver? – Miriam ahora sentía seguridad en lo que conocía y recordaba: esta ciudad, Vanessa, sus pequeños trabajos, Fabio…
- Claro, si insistes te traeremos de vuelta. No se tarda tanto.
Ella suspiró.
- Está bien, me iré ahora con vosotros pero luego tengo que regresar. Mañana trabajo.


Miriam se volvió hacia su amiga.
- Vanessa… - comenzó a hablar.
- Si, ya lo he escuchado. Tranquila.


- Si es lo que quieres hacer, adelante, pero ten mucho cuidado, - le dijo mirándola a los ojos. - Te espero en casa amiga.


Miriam se fue a Bridgeport con su recién descubierta hermana y su supuesto novio, y decía supuesto porque ella no lo recordaba, pero debía de ser así porque su inconsciente lo había recordado y gracias a ello lo había hecho en los sims.
Cuando llegaron a casa de los padres, éstos se quedaron más que asombrados y, emocionados hasta las lágrimas la abrazaron y la besaron.  Hubo algo que la inquietó realmente, y fue cuando ellos le preguntaron que por qué se fue aquel día, por que salió repentinamente y cogió aquel tren. Ella los miró confusa y se encogió de hombros porque en realidad no sabía la respuesta a aquella pregunta. Cuando más tarde la trajeron de vuelta, Miriam se sintió más segura.
Había llegado hacía solo unos minutos cuando Fabio llamó a la puerta.
- Fabio… ¿cómo supiste que vivía aquí ahora?


- Fui a la tienda y le pregunté a tu jefe por ti. Fue relativamente fácil sonsacarle la información.


- Estaba preocupado por ti nena, te echo… muchísimo de menos.


- No te imaginas lo que me ha pasado, - comenzó a decirle. En el fondo sentía alegría porque él hubiera venido y verdadero alivio de poder contarle todo aquello.
- Si quieres paso y me lo cuentas más tranquilamente, - sugirió él.


- Ven, sígueme, - le dijo precediéndolo hasta el salón.


- Bueno dime, ¿qué te ha ocurrido?
- Fui con Vanessa a ver un partido al estadio, y a la salida una chica vino hacia mí y me abrazó. Es… mi hermana, y junto a ella estaba… mi novio.


- ¿Tu novio? – preguntó el serio.
- No se… eso dijeron, pero yo no lo recuerdo para nada, ni a ella tampoco.
El suspiró con dificultad.
- Ven, sentémonos ¿vale? – propuso.


Ambos lo hicieron.
- Entonces dices que has encontrado a tu familia y a… tu novio ¿no? – se notaba perfectamente que le costaba pronunciar aquella última palabra.
- Si, bueno, eso dicen ellos. Ella, mi… hermana se llama Isabel y se me parece muchísimo, se nota que somos familia, pero él… ni idea. Me llevaron a Bridgeport a ver a mis padres porque estaban preocupados, y luego me han traído de vuelta. Querían que me quedara allí con ellos…
- Y tú has decidido volverte aquí ¿no?
- Fabio, ellos serán lo que sea, pero acababa de verlos, no los recuerdo para nada, al menos de momento. Ellos insisten en que si me voy de nuevo allí con mis padres y… mi novio, recobraré la memoria antes.


- Tu novio… - murmuró con pesar, - ¿y que hizo cuando te vio?, ¿te abrazó y te besó loco de alegría? – preguntó sintiéndose mortalmente celoso.
- Pues… no, no hizo nada de eso.
- ¿En serio?
- Te lo juro, no me tocó.


- Miriam, si tú desaparecieras y te encontrara después de un tiempo, lo primero que yo haría sería abrazarte y comerte a besos, y más si fuera tu novio, así que no entiendo la reacción de ese tío.
- Yo… tampoco, la verdad.


- Pero lo que más me inquietó fue la pregunta que me hicieron mis padres.
- ¿Qué pregunta?
- Que por qué me fui aquel día de repente  y cogí el tren. Ninguno se lo explicaba, ni yo tampoco porque no lo recuerdo.


- Miriam, si tu vida allí junto a tus padres estaba bien, y tu relación con ese supuesto novio era feliz, no te habrías ido de pronto y sin decir nada. Algo debió pasarte cariño, algo que hizo que tomaras aquella súbita decisión. Yo te aconsejo que seas prudente y no te fíes. Ellos tienen más información que tú porque tú no los recuerdas y no sabes lo que pasó realmente. Quédate aquí conmigo nena, por favor. Espera hasta que recuperes tus recuerdos, - le aconsejó.


Miriam había sentido que se le removía todo cuando lo había oído llamarla cariño y nena.
Se había pasado tanto tiempo mirando el cuadro de su sim, y aquella tarde cuando lo había tenido delante, no había sentido absolutamente nada, solo la sorpresa por ver el tremendo parecido. En cambio Fabio alteraba su ser y hacía que le temblaran las piernas. Pero ahora se sentía verdaderamente dividida. Ahora que había encontrado por fin a su familia, incluso a su novio, ¿debía darle la espalda a todo eso?


Continuará

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