jueves, 26 de mayo de 2016
domingo, 22 de mayo de 2016
Epílogo
Acababan de
salir del cine cuando sonó el móvil de Iván.
- ¿Diga?
- Hola Iván,
soy Eva. Te llamo porque…
- Escúchame
Eva, -la interrumpió, -nada de lo que me digas me interesa ya. Te agradecemos
que nos dijeras lo que le pasó a Lina pero yo no quiero saber nada mas de ti
¿entiendes? Te lo dije la otra vez.
- Pero es
que…
- Lo siento
Eva, estoy con Alberto, solo con él y para siempre, y aquello terminó cuando se
estrelló mi coche. Punto.
Después
cortó la llamada.
- Eva otra
vez ¿no? – dijo Alberto.
- Si cariño,
parece que se está poniendo pesadita.
- Como no la
has dejado hablar no sabes lo que quería.
- ¿Y qué va
a ser Alberto? Eva ya sabes que siempre ha ido detrás mía, y cuando te recuperé
te dije que iba a estar contigo al cien por cien, para siempre, así que no me
interesa Eva ni nada de ella.
- Gracias
Iván, muchísimas gracias por preferirme a mí y quedarte conmigo, por no salir
corriendo detrás de tus antiguas ambiciones.
- Tú y tu
amor valéis más que todo eso y no quiero perderte. Te quiero.
- Yo
también.
***********
La Riviera
francesa era preciosa, y las vistas desde aquella casa eran magníficas.
Alberto e
Iván se acercaron a aquellos amplios ventanales para contemplar el fabuloso
paisaje y tratar de convencerse a ellos mismos de que aquella finca, aquella
bonita y enorme casa era suya, de los dos.
- Parece
mentira ¿eh? – dijo Alberto.
- Pues sí.
Quien nos iba a decir que cuando Eva me llamaba era para decirme que ella y su
rico marido nos regalaban esta casa de la Riviera francesa.
- Yo creo
que mayormente el motivo es que se sentía muy culpable por lo que me hizo.
- Pues sí,
seguro, -afirmó Iván.
- ¿Y Don
Ricardo que tal sigue?
-
Recuperándose, saldrá de ésta.
- No sé qué
demonios le pasó a Lina para hacer aquello y pegarle un tiro a su abuelo,
-reflexionó Alberto.
- Con lo
buen hombre que es, y lo generoso.
- Y
tanto, y encima nos ha dado una buena suma de dinero. Al final y sin
proponértelo has conseguido lo que querías Iván, - sonrió Alberto.
- Lo
mejor que he conseguido es a ti. Ven aquí mi amor… - sus labios se unieron
besándoselos por un momento.
- Sabes que
yo ya no ambicionaba nada, - Iván lo miró de cerca con inmenso cariño, - solo a
ti, tenerte a ti y no perderte por nada. Todo esto, la casa, el dinero…
- Es como un
premio mi amor. Justo cuando dejaste de ser ambicioso, conseguiste lo que antes
querías.
- Yo siempre
te he querido a ti y lo sabes, siempre. Te adoro Alberto.
- Yo
también.
Fin
jueves, 19 de mayo de 2016
Capítulo 9
Habían
pasado algunos meses y el curso estaba en pleno apogeo.
Alberto e
Iván se habían hecho inseparables e incluso ambos ya llevaban un anillo de
compromiso, y Borja hacía ya bastante que había aceptado aquello.
Atenea
seguía con su estilo propio pero no había vuelto a meterse en líos, y en cuanto
a Lina, últimamente parecía estar algo alterada, pero nada comparable a como
apareció aquel día en que todos veían tranquilamente la tele.
Todos
la vieron venir pero Iván y Alberto se abstrajeron; ambos estaban centrados en
ellos mismos y en sus planes de vida y la verdad es que no les preocupaban las
mismas cosas de antes, sobre todo a Iván, que ya no iba tras la caza y captura
de una buena fortuna.
Pero Lina se
acercó a todos ellos. Venía decidida y con cara de pocos amigos.
- Maldita
sea… No os podéis imaginar lo que ha pasado.
- Cálmate y
cuéntanos Lina, - le dijo Iván.
- No
puedo calmarme tío, ¿sabes que mi abuelo acaba de llamarme y dice que quiere
verme? ¡Y encima dice que está con Eva! ¡Con esa arpía hija de puta que solo
quiere su dinero! ¡Es inaudito! ¿Cómo puede mi abuelo estar tan ciego y tan gilipollas
como para irse con esa aprovechada? ¿Tan desesperado está ese viejo chocho?
- Ni idea
Lina, -le dijo él, -tú lo conoces mejor que nosotros.
- Pero no me
dirás que estás de acuerdo con esto, vamos digo yo.
- Lina, -
Iván la miró sereno, -no importa si tú, yo o el mundo entero estamos de acuerdo
o no con que tu abuelo esté con Eva, porque ellos son libres de hacer lo que
les venga en gana. Por lo que a mí personalmente respecta, no me interesa la
fortuna de tu abuelo y mucho menos Eva, porque todo lo que quiero en este mundo
es a Alberto y está aquí a mi lado, así que ya no pienso correr detrás de más
nada. Bastante mal lo pasé ya, ¿no crees?
- Muy
bien, -dijo ella dando media vuelta y yendo hacia la puerta, -entonces yo me
encargaré de esto y haré lo que tenga que hacer, pero esa guarra no se queda
con mi abuelo, ¡lo juro!
- Cada vez
que te miro estás más bonita mi vida, y me parece increíble que tú seas mía.
Ricardo y
Eva habían salido a la terraza para disfrutar de las vistas. Entonces ella lo
miró fijamente.
- Soy yo la
que tengo que darte las gracias por todo, porque soy tuya y estamos unidos.
Jamás pensé que me enamoraría tan locamente como lo estoy de ti cielo.
- ¿Te gustó
nuestro viaje a París? –le preguntó él.
- Me
encantó, tú hiciste que uno de mis sueños se realizara. Eres… lo mejor que me
ha pasado nunca y te adoro.
- Y yo a ti
mi amor.
Ambos se
acercaron y comenzaron a besarse suavemente en los labios.
El amor y la
pasión surgida entre ellos había hecho de su realidad, de su día a día, una
felicidad constante, porque los dos se amaban profundamente y se lo demostraban
a diario.
Sus
bocas siguieron explorándose mutuamente, incansablemente…
Después
se abrazaron felices, y estaban así cuando Lina apareció.
- Vaya
Lina, por fin estás aquí. Me alegro de verte nena. Hay algo que tengo que
decirte… - comenzó a decirle Don Ricardo a su nieta.
- ¿Te
has vuelto loco viejo? –le gritó ella interrumpiéndole, - esta tía es una caza
fortunas, una asesina en potencia. Es fría, calculadora y ambiciosa. ¿Qué
mierda estás haciendo con ella?
- ¿Que
qué estoy haciendo? Obviamente lo que me da la gana. Soy libre y estoy disfrutando
de su compañía, de su amor y de muchas otras cosas que tú no entenderías en
absoluto. Y Eva está conmigo porque me quiere, no tiene ningún interés
material.
-
Incluso… bueno, lo que te iba a decir es que me he casado con ella y hemos
estado de luna de miel en París, y somos inmensamente felices. Tu no querías
nada de lo que yo te ofrecía ¿recuerdas? Y mucho menos pasar tiempo conmigo,
así que, ¿qué más te da a ti lo que yo haga con mi vida? A ver si vas a ser tu
ahora la que viene por la herencia…
-
Viejo decrépito y asqueroso… te arrepentirás de todo lo que has dicho, y te
juro que esta hija de puta no disfrutará de nada porque no se lo merece y es
una ambiciosa interesada.
Entonces y
ante la sorpresa de ambos, Lina sacó una pistola y la cogió sin tener mucha
idea de cómo se empuñaba un arma.
- Y ahora
adiós mundo cruel Eva. Vas a dejar de hacer daño de una puta vez.
-
¡¡¡Noooo!!! – Don Ricardo se puso delante de ella justo en el momento en que
Lina apretó el gatillo.
Entonces,
herido en el tórax, se derrumbó y Eva se apresuró a arrodillarse y sostenerle
la cabeza con cariño.
- Oh mi
amor, ¿qué te han hecho?, -sollozó, -lucha por favor, mi vida, ¡lucha!
- No
me dejes cariño, estaría perdida sin ti. Te quiero…
Entonces
Lina, al ver a su propio abuelo herido en el suelo y a Eva llorando y suplicando
por su vida, fue consciente realmente de lo que había hecho, de la locura que
había cometido, y desesperada corrió hacia la valla de piedra que bordeaba la
terraza.
Eva
corrió hacia ella al ver lo que pretendía hacer, pero no le dio tiempo a
detenerla ya que Lina saltó al vacío.
Impotente y
triste se dejó caer en el suelo.
Lina yacía
muerta entre las rocas del acantilado que había junto a los cimientos de la
casa, y su marido estaba mal herido.
- Ya voy
Ricardo, cariño. Aguanta hasta que vengan los de urgencias ¿vale?, - le dijo
antes de llamar por teléfono.
La angustia
la consumió hasta saber si el por fin se salvaría o no.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)