sábado, 7 de noviembre de 2015

Capítulo 16

La vida era una horrible pesadilla.
Era como un lodo pantanoso que se hundía a sus pies irremediablemente.


Helen, parada en medio del salón de la casa de Nelson, tenía los ojos llenos de lágrimas que no podía dejar de derramar.


Tras encontrar muerto a David llegó Nelson, y momentos después apareció la policía y el forense. Efectivamente y tal y como ella supusiera, David había sido estrangulado por alguien. Aún no se había repuesto de la impresión que supuso el saber aquello cuando la interrogaron en la comisaría, y ella, siempre sincera, afirmó que no había estado en casa ni esa noche pasada ni el día anterior. Al ser preguntada sobre donde había estado, ella tuvo que nombrar a Nelson, aunque le daba vergüenza reconocer que tenía un amante.


Y después de aquello detuvieron a Nelson por ser sospechoso del crimen. Ella, al no haber estado en casa y al haber llamado en seguida a la policía, quedó libre y fuera de toda sospecha.
Helen sollozó recordando como el le había dado las llaves de su casa antes de que se lo llevaran. Después la besó apretadamente en la boca y le dijo:
- Toma mis llaves y quédate en mi casa si quieres, y... si me condenan y no vuelvo, siéntete libre de hacer tu vida con alguien que te quiera como mereces.


- ¡No Nel, nooo! - le había gritado mientras se lo llevaban, - ¡yo te esperaré mi vida, siempre!
Helen trató de limpiarse las lagrimas que no dejaban de caer.
Aquello no podía estar pasando. ¿Como se les había ocurrido detener a Nelson y creerlo sospechoso? ¿por el simple hecho de ser su amante ya era culpable? ¿Donde tenía aquella gente la sesera?


Helen, sintiéndose inmensamente triste y sola en aquella casa, miró las rosas rojas que tanto le gustaban a el.
Nelson ya era su vida, su amor. No quería ni podía vivir sin el.


Abatida se echó en el sofá y trató de relajarse y dormir, pero lo veía imposible.


Momentos después llamaron a la puerta y al abrir, para su sorpresa, se encontró a Frank ante ella.
- Frank...
- Hola Helen.


Ella iba a echarse a llorar de nuevo pero el la abrazó y besó cariñoso su frente.
- Eh, tranquila cariño, no me llores que todo se solucionará.


- Han detenido a Nelson, Frank. Me siento perdida... - se lamentó.


- Te has colado por ese hombre y es normal, pero no te preocupes que todo se arreglará.
- Pero es que están todos locos Frank. ¿Solo por estar conmigo ya es culpable?


El la miró desde cerca y acarició su mejilla.
- Quizás es lo primero que piensa la policía y tienen que hacer sus averiguaciones. Ven, vamos a sentarnos y a charlar tranquilamente ¿te parece?
- Vale.


- Bueno, dime que pasó.
- Nada, yo llamé a la policía y a Nelson cuando me encontré muerto a David. La culpa es mía por haber dicho que... tengo una relación con el.


- Eh, tu no tienes culpa de nada Helen, tu fuiste franca y sincera y dijiste lo que había, la verdad, por eso estás libre.


- Ya, pero podría haberme callado y a estas horas el no estaría donde está. Soy una bocazas.


- De pensar que el está ahora allí encerrado... Y todo por algo que no ha hecho.


- Pasaste aquí con el las dos noches pasadas y el día de ayer ¿verdad? - le preguntó el.
- Si, fue increíble y maravilloso, - contestó recordando.
- Es todo un semental ¿eh?


- Déjate de rollos ahora Frank.
- Tranquila mujer, solo estaba bromeando para que te relajaras.


Helen suspiró.
- Y pensar que iba a hablar con David para decirle que quería la separación...
- Pues ya te has separado. Definitivamente además.


- Vamos cariño, ánimo, que en cuanto vean que el no fue lo soltarán y en seguida lo tendrás aquí.


- ¿Tu crees Frank? Ay, no quisiera hacerme ilusiones falsas.
- Seguro. Deja que la policía haga sus averiguaciones. Lo mismo alguien vio algo, quien sabe.


- Y el día que os caséis tenéis que invitarme ¿eh? Me lo tienes que prometer.
- Si todo sale como tu dices Frank, te prometo que serás el padrino.


Tras despedirse de Helen y dejarla bastante triste y sola, lo cual le dolió un montón, Frank se encaminó a la comisaría de policía. Ya era hora de contar algo de lo que sabía.


Continuará

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