Helen se había decidido a
pasar el día con Nelson, y qué diferente fue este día de cualquier otro pasado
en su casa.
Nelson no la dejaba ni un
segundo, era cariñoso, atento y detallista. Incluso cuando Helen se empeñó en
cocinar para los dos, el estuvo todo el rato a su alrededor, la abrazaba desde
atrás, la besaba, así que si no se le quemó la comida fue por algún milagro o
los años de práctica que ya tenía.
Por la tarde el la invitó a
relajarse en el jacuzzi.
Esto si que es vida, - pensó
para sí misma. Era tan feliz allí con Nelson y se encontraba tan bien, que se
podría llegar a acostumbrar, y era peligroso porque aún no sabía bien lo que
iba a hacer con su vida.
Aquella casa era
sencillamente preciosa. El la había sorprendido cuando salieron por la puerta
trasera del salón, y vio que no solo había una gran piscina, sino un jacuzzi
también.
Nelson rodeó sus hombros y la
estrechó contra el.
- ¿Te lo estás pasando bien
aquí conmigo Helen?
- Demasiado, - sonrió, - me
podría acabar acostumbrando, sobre todo a ti, que eres un encanto.
- Pues acostúmbrate, que si
quieres, esto es para toda la vida.
Tras decirle esto, el se
inclinó sobre ella y sus labios capturaron la boca femenina, profundizando el
beso después hasta perder ambos la noción del tiempo.
Había anochecido ya cuando Nelson se levantó del
sofá con el móvil en la mano.
- ¿Algún mensaje, Nel? - le
preguntó Helen.
- Si, es de mi madre que
acaba de llegar a la ciudad y quiere que vaya a verla un momento.
- Ah.
Tras guardar el móvil la levantó del sofá y besó
sus labios repetidamente.
- Me duele dejarte ahora,
aunque sea solo un rato, - le dijo el rodeándola entre sus brazos.
- No pasa nada.
- Si pasa. Este día es para
nosotros, y yo quiero vivirlo todo contigo, a tu lado. ¿Me perdonas por
ausentarme?
- Uy, vaya delito Nel, -
bromeó ella sonriendo.
- Gracias mi vida.
Cuando Helen se quedó sola, vio que David había
respondido al mensaje que ella le mandara un rato antes. En el le dijo que al
día siguiente por la mañana iría y hablarían.
Y ahora David le contestaba literalmente que como
no volviera a casa la denunciaría por abandono del hogar. Después, muy celoso el,
había añadido que esperaba que no se hubiera ido con nadie, porque si fuera así
sería una zorra.
Una zorra... - pensó
suspirando pensativa.
No sabía lo que era, pero en
todo caso lo único que había hecho es hartarse de esperarlo sola siempre, de
escuchar sus excusas una y otra vez, y había comenzado a vivir su vida. Era la
primera vez en su corto matrimonio y en sus años de relación con David, que le
engañaba con otra persona. Claro que había sido muy fácil, porque con un hombre
como Nelson que la había buscado, la había acompañado, invitado, colmado de
detalles y de amor... era muy difícil o prácticamente imposible no enamorarse.
Un rato después, mientras
Helen esperaba tranquilamente en la cama, Nelson regresó.
- Hola mi amor, - la saludó.
- Hola, que bien que ya has
vuelto. ¿Tu madre bien? - se interesó ella.
- Si. todo bien.
- Veo que me esperabas
anhelante ¿no?
Helen sonrió.
- Si, esta casa no es lo
mismo sin ti.
- Pues esa ropa interior que
llevas te sobra, así que mientras yo me ducho, quítatela, anda.
- Mejor te espero y me la
quitas tu, - contestó picarona.
La ducha de Nelson, mas que
rápida fue supersónica.
Al terminar la desnudó, se la
sentó encima, la besó y comenzó a lamerle el cuello, el escote, ambos pechos...
- Espera Nelson, tengo que
hablar contigo.
- ¿Ahora? - las manos
masculinas la acariciaban sin parar.
- Si, ahora.
- Está bien, pondré el freno.
Dime mi amor.
- Mientras tu no estabas he
recibido la respuesta de David a mi mensaje ¿sabes? Y he estado pensando.
- Ah, ¿y has decidido algo?
- Le he dicho que mañana por
la mañana iré a casa y hablaremos. Voy a separarme Nel.
- ¿Lo has pensado bien?
- Si; tu me has dado en unos
días lo que el no me ha dado en meses. Y además... estoy profundamente
enamorada de ti. David... ha dicho que espera que yo no me haya ido con nadie,
porque si es así soy una zorra.
- Y el es un capullo
integral, por decirlo suavemente.
- Ya.
- Siento hablar así Helen,
pero es que con hombres como el no puedo. Déjalo que piense lo que quiera o que
diga lo que le de la gana. Lo importante es que tu y yo nos amamos con locura y
vamos a estar juntos para siempre.
- Gracias Nel, bendigo el día
en que te encontré en la bolera.
El sonrió mientras montaba
sobre su cuerpo y comenzaba a hacerle el amor.
- Yo también me colé por ti
aquel día.
Tras hacer el amor salvaje y
desinhibidamente, ambos se abrazaron y se besaron.
- Te quiero Helen, siempre te
querré. No tengas miedo a tener esa conversación mañana ¿vale? Yo estoy contigo
para lo que sea, lo sabes.
- Si, gracias Nel. Yo también
te amo.
Al día siguiente a primera
hora de la mañana, Helen llegó a su casa.
Solo había pasado un día y
dos noches con Nelson en su casa, y le parecían años. Era como si su sitio
estuviera allí, en lugar de en su propia casa.
Sentía cierto temor a un
enfrentamiento con David; no sabía como reaccionaría cuando le dijera que se
quería separar. Le daba una pereza enorme tener que hablar del tema, soportar
sus gritos, su mal humor o sus reacciones.
Al entrar no vio a nadie, lo cual le extrañó;
¿estaría durmiendo aún tal vez? Lo que si le llamó la atención fue la cantidad
de vasos que había sobre el mueble bar. Seguramente habría estado bebiendo mas
de la cuenta.
Helen fue al comedor por si David estaba allí
desayunando, pero no fue así.
Entonces, al dar la vuelta y entrar de nuevo al
salón, vio a David tirado en el suelo. Al entrar no lo había visto porque
estaba oculto tras el sofá.
Helen comenzó a temblar y,
asustada se llevó las manos a la boca.
- David... David ¿que te
pasa?
Venciendo su repentino miedo
y su temblor, se acercó a el y se agachó. Iba a tocarlo cuando vio unas marcas
en su cuello. Entonces se dio cuenta de que estaba totalmente frío.
David estaba muerto.
Nerviosa y temblando, Helen apenas atinó a sacar el
móvil y llamar a la policía. No quería pensar en lo que le habría podido pasar,
no quería decir la palabra que definía lo que le habían hecho.
Tras avisar a la policía, Helen llamó a Nelson y,
nerviosa le dijo que viniera. ¿En quien podría refugiarse en un momento así
sino en el?
Y Nelson llegó incluso
momentos antes que la policía.
- Oh Nelson, que horror.
- ¿Pero que ha pasado? Dime.
- David está... muerto.
- Creo... creo que lo han... matado, lo han...estrangulado.
Continuará
Adorando sua historia. Esperando o próximo capítulo.
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