La noche era oscura y
estrellada.
Aquella mujer caminaba sola
en la desierta calle, ignorante de todo lo que le podía pasar.
Su olor a hembra humana se extendía en la noche y
era un poderoso incentivo para quien, en silencio, la seguía.
Aquel olor actuaba como el mas potente afrodisíaco,
y ya sentía como sus encías comenzaban a dolerle anunciando la poderosa
aparición de sus largos y temibles colmillos.
La vio doblar la calle. La mujer parecía llevar
algo, pero no obstante la siguió tan sigilosamente como su raza y sus
capacidades le permitían.
Aquella era la parte mas apartada o incluso
abandonada de la ciudad; ¿adonde iría por allí una mujer joven y sola?
Oliendo la estela de su olor a hembra humana,
sintió que sus colmillos apenas podía esconderlos detrás de los labios. Estaba
deseando clavarlos en su cuello y beber su tibia y exquisita sangre.
La mujer continuó calle alante caminando junto a un
parque viejo y de aspecto descuidado.
Entonces se dio cuenta de que ella entraba en el.
Sirviéndose de la velocidad natural que poseían los
de su raza, se apresuró hasta alcanzar la entrada al parque. Ahora la mujer
estaba mucho mas cerca de el. Casi no podía contener la impaciencia que lo
consumía por saltar sobre ella y morderla.
Entonces, al verla agacharse y depositar algo en el
suelo, se detuvo a observar. Aquella mujer ciertamente había llegado a
intrigarlo.
Pero entonces ella echó a correr como alma que
lleva el diablo.
Pensó correr detrás de ella; sabía de sobra que la
alcanzaría, y mas aún movido por la sed acuciante que lo poseía, pero ahora
ella ya no llevaba nada como antes, estaba claro que algo había dejado tras
aquellos arbustos, y el era lo suficientemente curioso como para no quedarse
sin averiguarlo.
Mientras su presa se alejaba, decidió avanzar hacia
el sitio clave.
Avanzó junto a la orilla de un lago. Se dio cuenta
de que había también una vieja zona de juegos para niños, pero seguramente
debía tener muchísimos años, porque los columpios estaban algo deteriorados.
Entonces, tras la vegetación, vio una niña pequeña.
La chiquilla al verlo alzó la cabecita y lo miró
con sus preciosos ojos grises.
El no salía de su asombro. ¿Aquella mujer había
abandonado a aquella chiquilla allí? No era posible.
Entonces la cogió y la niña se refugió en sus
brazos sin llorar ni oponer resistencia.
La miró con insistencia, ambos se miraron mientras
el trataba de entender aquello. La mujer había desaparecido en la noche, y
aquella suave y tierna criatura estaba allí sola en medio de la nada.
Entonces pensó que aquel no era su problema ni
aquella niña le pertenecía en absoluto, y la dejó en el suelo.
Pero entonces la pequeña se levantó y le echó los
bracitos llamándolo con su media lengua para que no se fuera.
Suspiró y entonces se rindió. Sin saber todavía por
qué era tan tonto para involucrarse en aquella historia, cogió a la niña y se
sentó con ella en un banco.
La chiquilla se refugió en
sus brazos y el no pudo evitar mirar sus ojitos claros de mirada limpia, su tez
sonrosada...
Olía a bebé, a ser humano
vivo y latente, pero el, a pesar de su sed no era ningún salvaje ni sería capaz
de hacerle daño, y menos cuando ella lo miraba con aquellos ojillos confiados y
se apretujaba contra su pecho.
- Bueno pequeña, voy a
llevarte a casa, - le dijo a la niña. - Tu madre o quien te dejó aquí no te
merece en absoluto, pero no puedo dejarte aquí sola, así que vamos.
La agarró de la manita y,
siguiendo el rastro del olor de la mujer, caminó con ella.
Momentos después decidió que el trayecto era
demasiado largo para que la niña fuera andando, así que la cogió en brazos.
La niña se acurrucó contra el
durante todo el camino. Iba tan confiada, tan segura y feliz...
No sabía quien era el.
Momentos después llegaban ante una casa de estilo
moderno. El rastro del olor de la mujer lo había llevado hasta allí.
- Ya estamos en casita pequeña, - le dijo a la nena
dejándola en el suelo ante la puerta de entrada. Ella parecía resistirse a
dejarlo marchar.
Entonces, siguiendo un impulso, besó a la niña en
la frente. Después llamó al timbre, y se fue.
- Joder, no me lo puedo creer, - dijo la mujer al
abrir la puerta y ver a la niña, - ¿como demonios has llegado hasta aquí
mocosa?
- Te había dejado bien lejos maldita sea. ¡Sam! -
llamó a su marido, - la niña está aquí otra vez.
- Me cago en... ¡Joder! No vamos a tener mas
remedio que cargar con ella...
Continuará
Curiosa por mais um capitulo hahahah
ResponderEliminarNo te preocupes, el próximo capítulo lo subiré pronto. Gracias por pasarte y leerla.
ResponderEliminarHay una cosa que no entiendo si tanta sed de sangre tiene el vampiro ¿porque no se la chupa a la niña ?,y despues de llamar a la puerta esperar a la madre y que haga lo mismo .(es un blando este vampiro)
ResponderEliminarEspero que pongas pronto el resto de los capitulos .demasiada intriga para mi .
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